Cada día que pasa crece más la indignación en España por la humillación que supuso que unos tipos vinieran a España a decirnos lo que debemos hacer con ETA. Cada día que pasa, la gente de la calle de hace más preguntas. Y, desgraciadamente, cada minuto que pasa, esas preguntas apuntan a que las respuestas las tienen en la Moncloa y, por supuesto, el señor Rubalcaba…
La primera pregunta es ¿quién pagó la fiesta? Porque esta gente que vino cobró por venir. Estos personajes no se mueven de su casa para hacerse una foto sin tener ingresado su caché en su banco.
¿Quién puso la pasta? No lo sé. Pero no creo que fuese Bildu, ni Batasuna, ni la Diputación de San Sebastián. Entre otras cosas, porque no tienen un euro.
¿La puso el Gobierno? Tampoco lo sé, pero en ese grupo internacional de chupópteros, que se sepa, había dos personas que no van a ningún sitio sin que sean invitados por el Gobierno. Ni Kofi Annan, ni la expresidenta noruega van a ninguna de estas ocurrencias si no son invitados por un Gobierno…
¿Los invitó Zapatero? Tampoco lo sé, pero algunos no habrían venido de no haber sido así…
¿Por qué, entonces, lo niega? Sigo sin saberlo, pero del Gobierno Zapatero se puede esperar cualquier cosa…
Lo del señor Rubalcaba, en esta infamia, mejor no hablar… Porque, habiendo sido ministro de Interior, que diga ahora que no sabía que el PSC participaría en ella es una broma del mal gusto.
Lo que no acabo de entender es ¿por qué se hacen estas cosas si ETA, como dicen, está acabada? ¿Si es acabada, por qué no terminan con ella de una vez?
¿Se ha hecho todo esto a cuenta de un nuevo comunicado de ETA lleno de eufemismos? Qué desvergüenza…
En cualquier caso, como dije ayer, no se puede consentir, en ningún caso, que ahora todo valga y se equipare la violencia de ETA con la del Estado, se iguala a víctimas y verdugos y se apueste por un desenlace sin vencedores ni vencidos.
Pinocchio