El título de la película de Quentin Tarantino puede reflejar el sentimiento de la mayoría de los españoles. Sí, sin duda.
En estos momentos todos estamos tratando analizar el acontecimiento de la manera más sosegada y fría, aunque puede que no lo consigamos ya sea por la emoción o por el dolor. Porque no olvidemos que han infligido mucho dolor durante largos años.
¿Y para qué? Para nada.
Se acaba de demostrar que los demócratas les hemos ganado. Ante las bombas y las balas ha ganado la democracia y la libertad. Pronunciado esto hoy, tiene sentido, pero hace unos años parecía una entelequia, una utopía. Pues no lo era. La sociedad española y vasca, y el trabajo de la Policía y Guardia Civil, han acorralado a unos delincuentes que se escondían detrás de una falsa coartada política.
La derrota es dura, no cabe duda, pero en este día en el que la banda terrorista ha firmado el abandono definitivo de las armas, hemos echado de menos una pizca de autocrítica y una mención a las víctimas. Por lo demás, el comunicado ha seguido el guión de su verborrea habitual, con un lenguaje pseudo militar y sin un atisbo de humanidad. Tampoco se podía esperar más. Bastante ha sido que lo hayan hecho bien por el rechazo de la sociedad, bien por la actuación policial, bien por ambas cosas.
De lo que no debe caber la más mínima duda es que por mucho que hayan tratado de maquillar su fracaso, con esa mal llamada Conferencia de Paz, su derrota es clara. El sainete de San Sebastián estaba perfectamente programado para que la derrota no lo pareciera tanto. De lo contrario no habrían venido esas “personalidades” tan importantes. Da igual el maquillaje.
Estos malditos bastardos ya estaban acabados. Ahora de lo que se trata es de que el próximo gobierno gestione de la mejor manera posible la nueva situación.
España y el País Vasco lo merecen.
Y sobre todo las víctimas.
Alfonso García