lunes, noviembre 25, 2024
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Otra exclusiva

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Supongo que tienen conocimiento de las exclusivas periodísticas logradas por el equipo de investigación de Estrella Digital. Son éxitos que proporcionan credibilidad y audiencia a nuestro diario aunque otros medios de comunicación no hayan querido reconocerlo. Orgulloso, motivado e incluso acomplejado por la brillante labor de mis compañeros, me he lanzado a ofrecerles otra auténtica exclusiva que alivie mi inquietud profesional y logre la deseada paz interior. Lo he logrado. El ser humano descubre su grandeza en las situaciones límites y servidor no iba a ser una excepción.

Ahí va: debemos situarnos en el Santiago Bernabéu. Como ustedes saben, allí, como en la mayoría de los campos de fútbol, con lamentable periocidad, se realizan homenajes a distintos personajes que han fallecido: es el llamado minuto de silencio que se produce antes de los partidos. Lo malo es que el asunto derivó y últimamente no se llegaba al minuto ni se respetaba el silencio.

La solución fue poner música. El Barça inició dicha práctica con el “Cant dels Ocells” de Pau Casals y el Real Madrid no iba a ser menos: por ello echó mano de una preciosa melodía para cumplir la misma función. Lo curioso es que entre los múltiples temas que la música ofrece desde el barroco hasta nuestros días, se han decantado por una composición de Ennio Morricone que popularizó la maravillosa cantante portuguesa Dulce Pontes con el nombre de “Amor a Portugal”. Lo cual, hay que reconocerlo, es tan incongruente como si en el campo del Manchester United sonara el Viva España en sus celebraciones.  Todo esto es rigurosamente cierto: pueden comprobarlo en YouTube marcando “minutos de silencio” y el nombre de la canción.

No me negarán que he hecho mis deberes. Es una auténtica exclusiva. Se la brindo a la sección de deportes y en especial a Alfredo Celemín, nuevo, estupendo e informado colaborador deportivo de Estrella Digital para que profundice en ella, ya que ignoro si detrás de esta emocionante declaración de amor a Portugal, en momentos tan solemnes, se encuentra Mourinho, cualquiera de sus múltiples jugadores y ayudantes lusos o el agente que lleva a todos. También ha podido ocurrir que alguien se haya enamorado perdidamente del señor Cristiano Ronaldo.

Hasta aquí todo bien, pero todos sabemos que el Real Madrid es un poder fáctico en nuestro país. Su influencia es enorme y lo reconozco. No hace falta más que observar su palco. Por ello estoy convencido de que en la casa blanca no dan “una puntada sin hilo”. Es decir: me inclino a pensar que el tema tiene más enjundia e intención. Como se dice ahora: el asunto es “subliminal”. Por ello pregunto: ¿Estamos en los albores de un Imperio Ibérico que minimice o compense algunos desafectos independentistas? Pues bien: servidor no tiene nada que objetar si en los pueblos del querido país vecino le siguen dando tan bien de comer y fundamentalmente tan barato.

Únicamente elevo una petición a quién corresponda: por favor, no hagan esta fusión precisamente este año. Los hermanos portugueses se han quedado sin paga extra de Navidad y eso no mola.

Hasta la próxima semana.

Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.

Paco Fochs

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