El partido que según todas las encuestas va a gobernar España los próximos cuatro años ha querido contraer en su programa electoral un compromiso claro y explícito en relación con la lucha contra el terrorismo: «No negociaremos con terroristas ni por la presión de la violencia ni por el anuncio de su cese. Este será un principio básico de la política de seguridad del Estado». Así reza textualmente la promesa del programa electoral del PP presentado ayer en Santiago de Compostela por el casi seguro próximo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Habría que empezar señalando que la palabra «negociación» aplicada a la relación de un gobierno democrático con una banda terrorista hace mucho tiempo que tendría que haber sido proscrita del diccionario. Un gobierno no tiene nada que negociar con ETA. Los terroristas no son interlocutores de nada ni de nadie. Con los terroristas no se dialoga ni mucho menos se negocia. A los terroristas se les derrota, desde el Estado de Derecho y con aplicación estricta de la ley. Esto que da casi vergüenza tener que recordarlo, sin embargo es necesario hacerlo, porque el Gobierno de Zapatero sí ha negociado políticamente con ETA a lo largo de los casi ocho años que lleva en el poder.
Ha hecho bien Rajoy en explicitar en el programa electoral con el que se presenta a las elecciones su compromiso de no negociar con los terroristas. Seguramente ha contribuido a ello el desconcierto, cuando no estupor, que creó en muchos de sus votantes esa parte de su declaración tras el comunicado de ETA en el que la banda terrorista anunciaba el cese definitivo de su «actividad armada» y en la que el líder del PP enfatizó que ese anuncio se había producido «sin ningún tipo de concesión política». ¿Y que fue sino una concesión política apadrinada por el Gobierno de Zapatero y apoyada por seis miembros del Tribunal Constitucional nombrados por el PSOE la presencia de ETA a través de Bildu en las elecciones municipales del pasado 22 de mayo?, se preguntaron muchos españoles -entre ellos las propias víctimas del terrorismo- tras oír a Rajoy.
Si como todo indica, el actual presidente del PP llega en las próximas semanas a la Moncloa se va a encontrar con una herencia envenenada. No solo, aunque también, en el terreno económico. ETA ha anunciado un cese definitivo de su actividad terrorista, pero ni se ha disuelto ni ha entregado las armas, por lo que conociendo la trayectoria totalitaria de esta banda terrorista es lógico pensar que si el próximo Gobierno no les da lo que piden -excarcelación de sus presos, derecho de autodeterminación, territorialidad, etc.- puedan volver a matar y entonces habrá algunos, sino al tiempo, que le echarán la culpa al PP, a Rajoy, a la derecha de esa situación, por ser demasiado «intransigentes» y poco «negociadores».
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Cayetano González