Aún resuenan los ecos del Comité Federal del PSOE celebrado el pasado fin de semana. Y la conclusión no puede se más desoladora: los dirigentes del socialismo español parecen no haber entendido nada, es decir no han sido capaces de hacer una autocrítica sincera sobre las causas de su estrepitosa derrota electoral.
Al parecer la conclusión a la que han llegado para justificar la derrota es que la culpa la tiene la crisis económica. A esto solo cabe responder que el que no se consuela es porque no quiere. Y es que efectivamente la crisis económica, con cinco millones de parados, ha pesado como una losa en estas elecciones, pero en realidad el desafecto de los ciudadanos hacia el PSOE empezó a fraguarse mucho antes, si me apuran en la primera legislatura.
Es un error en el que caen a menudo todos los gobernantes al pensar que lo último que ha pasado es lo que pesa en el ánimo de los electores. En realidad la pérdida de confianza en un gobierno y en un partido se genera ante todas y cada una de las decisiones que van tomando. Al señor Zapatero, al señor Rubalcaba, al PSOE los ciudadanos les han pasado factura no solo por la pésima gestión que han hecho de la crisis sino por la irresponsabilidad de haber abierto en canal el Estado autonómico para hacer unas reformas, que como la del Estatuto catalán, lo único que han originado ha sido problemas y divisiones. O por la política con respecto a ETA, llena de claro oscuros, o por las muchas ocurrencias con las que nos sorprendía el presidente Zapatero, o por lo mucho que ha azuzado la división en la sociedad, etc, etc, etc. La lista de desatinos es larga y desde luego no se puede circunscribir exclusivamente a que primero negaran la crisis y luego no supieran como abordarla.
Claro que según Rodríguez Zapatero la derrota tiene mucho que ver con que el Gobierno no ha sabido «comunicar» lo que estaba haciendo. Es decir el Gobierno estaba gobernando bien pero no ha sido capaz de explicárselo a los ciudadanos. Sí, así, como suena.
Claro que Zapatero no es el inventor de esta excusa pueril. Otros presidentes y otros gobiernos han echado mano antes que él de la consabida excusa de que en lo que de verdad fallan es en la comunicación. Lo cierto es que cuando los gobernantes empiezan a decir esto es que están perdidos amén de tomar a los ciudadanos por tontos. La realidad es más simple: no es que no sepan comunicar, es que los ciudadanos rechazan lo que perciben y ven de la acción del Gobierno.
En estos momentos hay un enfado monumental en la familia socialista, pero no solo contra Zapatero y si me apuran contra Rubalcaba, sino contra los propios dirigentes regionales y locales, de manera que en el próximo congreso el «aparato» del partido, tanto a nivel nacional como en las Autonomías, se van a llevar más de una sorpresa.
Y lo que es evidente es que el futuro del PSOE dependerá del acierto o desacierto de quienes sean sus futuros dirigentes. Por eso el debate nominal es tan importante, no es lo mismo que Eduardo Madina sea secretario general a que los sea Carmen Chacón o Rubalcaba.
Pero además de los nombres de los que hablamos todos hay otros muchos que no se están teniendo en cuenta. Por ejemplo, el de Juan Fernando López Aguilar, que podría recabar apoyos, o ¿por qué nadie habla de Ramón Jauregui? Si, ya sé que el no está en la pelea por la Secretaria General, pero alguien debería proponerle porque es uno de los pocos dirigentes socialistas que tienen un sello de solvencia. O ¿por qué no José Bono?. Es más, José Bono sería un buen candidato a secretario general del PSOE aunque tenga el handicap de no formar parte del grupo parlamentario. Pero el estado de crisis el PSOE es tal que su solución no se puede limitar a lo que haya o deje de haber en el grupo parlamentario. De manera que Bono está ahí aunque él asegure que está de retirada. Sinceramente yo no le imagino retirado.
En todo caso los ciudadanos esperábamos mucho más del Comité Federal del PSOE, esperábamos una crítica sincera, un análisis en profundidad de las causas del fracaso. Si no se dan cuenta que han perdido las elecciones no solo por la crisis es que no han entendido nada, y entonces si que es para preocuparse porque significará que iran de mal a peor.
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Julia Navarro