El celo que ha tenido Mariano Rajoy a la hora de guardar el nombre de los ministros de su Gobierno ha sido tal que, hasta él mismo, ignoraba el nombre de algunos de los que le iban a acompañar en esta tarea. Tanto es así, y Quebrantahuesos lo va a explicar, que por el cambio de una pieza en el puzzle el Presidente tuvo que hacer encaje de bolillos para que entraran sus piezas más preciadas. Y como no valía lo de “donde comen dos, comen tres”, tuvo que sacrificar a alguno de sus “hijos” y hasta alguno ajeno.
Por partes.
Primera. José Ignacio Wert, ministro de Cultura, a quien le va a tocar el caramelo envenado de la lucha contra la piratería, se enteró de que iba a ser miembro del Ejecutivo apenas una hora y media antes de que Rajoy se lo comunicara al Rey.
Segunda. Según le cuentan a Quebrantahuesos, ni Rajoy, ni Pedro Morenés sabían que este último iba a ser ministro de Defensa. Parece ser que altas, altísimas instituciones del Estado habrían “recomendado” en el último minuto el nombre del actual dueño de esa Cartera.
Tercera. Por no desairar al “recomendador”, Rajoy tuvo que improvisar cambios, puesto que quien estaba llamado a sustituir a Carme Chacón era, ni más ni menos, que Alberto Ruiz-Gallardón.
Cuarta. Al exalcalde de Madrid no le podía ofrecer una Cartera menor y, con las pocas opciones que le quedaban, tuvo que sacrificar a dos candidatos para Justicia que estaban bien avalados. Uno, por el propio Rajoy y otro, por su Secretaria General, María Dolores de Cospedal.
Quinta. El nombramiento de Ruiz-Gallardón en Justicia le liberó de decantarse entre un hombre leal como Alfredo Prada y la cuota castellano-manchega que perseguía De Cospedal con Arturo García Tizón.
Sexta. Ni uno ni otro han sido ministros. Al primero le queda tiempo y posibilidades en un futuro más o menos cercano. Al segundo menos, pues además, acumula cargos institucionales de los que evita desprenderse.
Séptima y última. A De Cospedal, sin ningún representante de su región en el Gobierno, no le queda otra que defender la Secretaría General.
¿Tendrá fuerza ha hacerlo?
Quebrantahuesos