José Ignacio Wert, el nuevo ministro de Educación, Cultura y Deporte ha entrado en el gran juego del poder, arriesgando. Visto que el mar de Internet está infestado de piratas habituados a las descargas ilegales – una cofradía que defiende con descaro que se puede tomar un bien ajeno sin pagar por él y que se rebota cada vez que alguien intenta regular ése tránsito ilegal-, el flamante ministro podía haberse tomado su tiempo antes de decirle al personal que piensa acabar con éste fraude. Porque robo es apropiarse ilegalmente de contenidos que tienen dueño y precio y están protegidos por la ley en todos los países del mundo. En todos menos en España. Aquí hay quien sigue apostando por ser diferentes. Hay quien no sólo no se avergüenza de apropiarse -sin pagar- de músicas, libros, películas, juegos, etc, si no que ,encima, defiende éste tipo de actos piráticos. Incluso con descalificaciones, insultos y hasta amenazas anónimas en los foros de la Red. Obvio es decir que un país que no protege la propiedad intelectual está optando por la marginación.
A eso se refería Wert al decir que nadie respetará la cultura de un país líder del «ranking» de descargas ilegales». Wert inicia su camino ministerial por donde González Sinde, la ministra saliente, no se atrevió a dar el paso definitivo. La presión de los modernos filibusteros de la Red y los contínuos cambios de criterio de Zapatero la dejaron en la estacada. En asuntos ungidos por el sentido común, gobernar es tomar decisiones auque no contentan a todos. Wert se atreve. No es mal principio. Ya solo falta que complete la apuesta suprimiendo el canon digital. Lo uno, por lo otro.
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Fermín Bocos