Tiene su aquel el ser la primera alcaldesa de Madrid. Cuando un cargo público, o cualquier cargo relevante social, económico o político, es ocupado por primera vez por una mujer se convierte en noticia y no podía ser menos en el caso de la alcaldía de Madrid.
Ana Botella es ya alcaldesa de la capital culminando una trayectoria política construida peldaño a peldaño. Porque a la señora alcaldesa le apasiona la política desde siempre aunque no fue hasta hace unos años cuando dio el paso definitivo al invitarla Ruiz Gallardón a acompañarle en la lista madrileña para las elecciones municipales.
Algunos de sus adversarios apuntan que Ana Botella anda escasa de experiencia política para ser alcaldesa de Madrid. Yo no comparto esa apreciación. Botella pertenece a uno de los cuerpos de la Administración del Estado, sabe lo que es trabajar, y además ha tenido el privilegio de vivir el día a día de lo que significa gobernar el país nada menos que desde la atalaya del Palacio de la Moncloa. Además lleva ya unos cuantos años ejerciendo como concejal y se sabe la asignatura municipal. No será por falta de experiencia por lo que pueda ser calificada de mala o buena alcaldesa. Por su obras la conoceremos. Será en los próximos meses cuando podamos comprobar si realmente tiene la talla político que algunos de los suyos le suponen y que la oposición le niega. Además, después de algunas ministras y ministros que hemos padecido recientemente, poner «peros» a la experiencia política de Ana Botella, es como para que algunos se sonrojaran.
A mí me resulta curioso ver cómo a Ana Botella no solo la cuestiona la oposición, que al fin y al cabo están en su papel, sino cómo las críticas también salen de las filas de su propio partido. Puestos a criticarla algunos «pepes» creen que es un error haberla convertido en alcaldesa y que su partido debería ponerse a buscar cuanto antes un buen cartel para los próximos comicios municipales dando por hecho que fracasará en el cargo. Lo curioso es que muchos de los que en su partido la critican son los mismos que hace unos años la hacían la pelota descaradamente por ser la mujer del jefe y se cuadraban a su paso. Pero Aznar ya es pasado y por eso se sienten libres de arremeter contra el presente de Ana Botella.
No, no lo va a tener fácil la nueva regidora porque hay mucha gente esperando que se equivoque, que meta la pata para así poder confirmar sus prejuicios contra ella.
Y Botella, si quiere salir airosa del trance que tendrá ser flexible y no olvidar que ahora nos representa a todos los madrileños y que somos miles los que no pensamos como ella peor vivimos en esta ciudad. Gobernar para todos no es fácil y la tentación de los políticos suele ser la de actuar como apisonadoras. Tendrá pues que nadar con pies de plomo procurando no herir suceptibilidades e intentando hacer de Madrid una ciudad más cómoda para quienes vivimos aquí. Yo la sugiero que desde la Alcaldía dejen de volvernos locos a los ciudadanos con prohibiciones caprichosas de no circular por determinadas calles y convirtiendo el llegar a nuestras casas en una aventura parecida a la de la búsqueda del tesoro. También le diría que piense en la necesidad de construir un carril bici que cruce la ciudad. O que no deje sin subvención a los centros de la Tercera Edad, donde cientos de nuestros mayores acuden cada día a pasar unas horas y hacer algunas actividades que han tenido que dejar porque el Ayuntamiento ha recortado el presupuesto. ¡Ah! y que revise sus ideas sobre el medio ambiente, porque lo acepte o no el calentamiento del planeta es un hecho y Madrid padece unos índices de contaminación que están haciendo mella en nuestra salud. O que sea rigurosa a la hora de aplicar la normativa contra el ruido. Y contra el botellón. Y que tienda la mano a colectivos con los que no comulga pero que son parte de la realidad social. Etc, etc, etc.
Madrid, dicen, se ha vuelto definitivamente conservadora al tener a Ana Botella como regidora. Yo no estoy segura de que sea así. Madrid es una ciudad abierta, moderna e integradora, con vida propia al margen de quien sea alcalde. A Madrid es difícil domeñarla, y eso, supongo que ya lo sabe Ana Botella.
Se juega mucho la señora alcaldesa. No solo la reelección sino demostrar a propios y extraños que es una política con luz propia. Su futuro político dependerá de lo que haga en Madrid, porque hay políticos a los que solo se les da una oportunidad, y la de Ana es ésta, no le van a dar ni una más. De manera que suerte y al toro.
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Julia Navarro