Se desinfla el globo. Se desinfla la ilusión creada. Lo dije aquí hace unas semanas y mis malos augurios se están cumpliendo. Entonces dije y ahora ratifico que el Gobierno de Rajoy está teniendo un problema de comunicación muy grande. Tan grande, que está creando una cierta desilusión en la ciudadanía. Es más, empieza a dar la sensación que el Gobierno no sabe qué hacer para salir de la crisis. Y eso es malo para todos.
En este Gobierno lo único que parece que hay son ministros diciendo una cosa y la contraria, casi luchando contra su compañero de Consejo para ver quién es más ocurrente, haciendo entrevistas raras, mostrando unos silencios incomprensibles, dando unas filtraciones extrañas y cometiendo errores de bulto. De principiantes, vaya. Eso sin contar con los cargos que se han nombrado en algunos ministerios sin ningún tipo de criterio y premiando a gente que está en contra, incluso, de las propias ideas del PP y que han aparecido excesivamente en los medios sin que nadie haya parado la sangría de credibilidad.
No quiero acusar a Carmen Martínez Castro o a Consuelo Sánchez Vicente de tanto patinazo, tanto desmentido y tanto guirigay porque no quiero personificar. Lo único que quiero decir, otra vez, es que la comunicación es muy importante para un Gobierno metido en un berenjenal como éste y que no la están llevan a cabo o se están equivocando de una manera estúpida.
Algo de culpa tiene Rajoy, por supuesto, por haber creado una bicefalia en economía que tiene desconcertada a la ciudadanía. Y más, cuando uno ve al tal De Guindos ir por la vida como si fuese un verso suelto, dando una imagen poco edificante y como caído de ese árbol que, según el dicho popular, tiene el nombre de su propio apellido.
La política del Siglo XXI, señor Rajoy, está basada en la comunicación. Sin ella, el caos. Y eso es lo que empieza a suceder en España con tantas matizaciones, rectificaciones y aclaraciones.
¿Será verdad que la derecha española es incapaz de aprobar la asignatura de comunicación?
Pinocchio