Lo del alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, y el papel que pretende jugar en el futuro del socialismo de España o de Castilla-La Mancha es lo más parecido a un despropósito.
Que si sí, que si no. Que si vamos todos, voy. Que lo que hago ahora es meditar. Que no sé a que asa agarrarme. Que si la abuelita fuma. Que si quieres arroz Catalina.
¡Venga ya, hombre!
Deje usted de marear la perdiz, un dicho tan manchego. ¡Ya está bien!
En este asunto no se trata únicamente del futuro del PSOE, sino de la ilusión que se pueda generar en el electorado de izquierdas.
El alcalde de Toledo se ha dedicado en los últimos años, además de cambiar para bien la vetusta capital castellano-manchega, a querer parecerse a su maestro Bono. Y eso produce mucho cansancio, más cuando García-Page es una copia del cansino original de Salobre.
El toledano está cayendo en el mismo error en el que incurría su jefe, porque sigue siendo su jefe y quién le está orientando. O mejor, desorientando. Que si sí, que si no. Que si vamos todos, voy. Que lo que hago ahora es meditar. Que no sé a que asa agarrarme. Que si la abuelita fuma. Que si quieres arroz Catalina.
Que se decida ya de una puñetera vez.
De acuerdo que lo tiene difícil entre Rubalcaba y Chacón, pero peor lo tiene en Castilla-La Mancha donde las huestes de Barreda, si no las desactiva, no le van a dejar en paz. De poco sirve que controle la provincia de Toledo si no se hace con Ciudad Real, bastión del expresidente.
A García-Page no le queda otra que hacerse cargo del PSCLM. Pero tampoco quiere. En este caso, con razón. El alcalde ha contado a propios y a extraños, él y sus hombres de confianza como Javier Ruedas, que no quiere las riendas socialistas de Castilla-La Mancha por dos razones: porque no tiene nada que hacer en los próximos ocho años y porque no quiere comerse los marrones que ha dejado el gobierno de Barreda. Y son muchos, demasiados.
De lo que no es consciente García-Page, ni los que le asesoran, es de que ya está en la prórroga. El alcalde de Toledo lo tiene muy difícil en los dos campos –si es que decidiera final e improbablemente jugar en Ferraz- ya que en ninguno es diputado, ni en el Congreso, ni en las Cortes regionales. A lo más que puede aspirar es a ser un Tomás Gómez cualquiera que, en la anterior legislatura, no pudo superar ser el alcalde más votado de España. A García-Page le sucedería lo mismo y no pasaría de ser de los pocos alcaldes que le salvaron la cara al PSOE en las Municipales.
Entre tanto, descartada de facto su candidatura federal, tampoco se aclara sobre su posible liderazgo socialista en Castilla-La Mancha. Mal asunto. A estas alturas, ni los socialista de carné, ni los potenciales votantes del PSCLM, ven en él un líder en quien confiar. Ante tanta demora y meditación sólo ha descubierto que hay mucho huevo güero, como dicen en su tierra.
Y es que no se puede jugar tanto a ser el perro del hortelano, que ni come ni deja.
Eso lo debería saber Emiliano García-Page. ¿Pero quién le asesora?
Quebrantahuesos