La obscena irrupción de El País en la campaña socialista es otra vuelta de tuerca del Grupo PRISA para tratar de mantener su control del partido de la oposición. Envenenados por la mala gestión de Cebrián y sumidos en una crisis y una desorientación editorial sin precedentes en su historia, salen en socorro de Pérez Rubalcaba atacando a la candidata contraria. Dice El País que un “sector del PSOE” está molesto con las compañías de Chacón. Atacan a la oponente de su candidato acusándola de sus vínculos con Roures y Barroso. Cómo si los vínculos de Rubalcaba con Cebrián, la familia Polanco y los empresarios amigos del patriarca González estuvieran exentos de generar molestias en “otros sectores” del PSOE.
Los asuntos internos del Partido Socialista y sus debates para resolver un futuro incierto forman parte de “fuero interno” y la intromisión del El País pone en evidencia el desgaste que ha sufrido durante los años de gobierno de Rodríguez Zapatero, en los que dejó de tener la influencia que tanto daño hizo a la autonomía política del partido de Pablo Iglesias durante el felipismo. La actitud de la SER en las primarias de Madrid, cuando Rodolfo Irago mostraba con persistencia una supuesta encuesta que haría de Trinidad Jiménez la candidata natural de los socialistas madrileños frente a un desconocido Gómez, ya fue un anticipo de esta segunda etapa de intrusismo periodístico en la actividad de los socialistas. Gómez ganó e Irago paso a formar parte del “proyecto socialista” con nómina de Ferraz y al servicio de Pérez Rubalcaba.
El mismo apoyo que ahora creen darle al candidato Pérez Rubalcaba podrían haberlo expresado durante la campaña electoral y frente al PP. Pero entonces los intereses de PRISA eran otros, tales como los de llevarse bien con el PP, al que ya daban por ganador, para así buscar una vía de escape a su catastrófica situación económica.
Cada vez que El País ataca a Carmen Chacón por sus relaciones con Miguel Barroso, pone de manifiesto un machismo escalofriante, dando por supuesto que ella es un títere de su marido y no, por ejemplo, que ella puede haber colocado con habilidad a su marido en una empresa de comunicación para que ésta la apoye aportando todos sus recursos, puestos a decir imbecilidades decimonónicas cuesta superar el apestoso machismo del ¿autor?. Machismo y del peor.
Además de ridícula y contraproducente contra el candidato continuista, esta irrupción debería dejar bien claro que tras el PSOE y de quién manda en él, hay intereses mezquinos de control político y de influencia en las decisiones. PRISA pasa de ser un grupo de comunicación al borde de la ruina a un lobby de influencia sobre los políticos del PSOE.
Si es lamentable para el observador, no lo debe ser menos para el delegado con voto, al que se toma por un sujeto permeable a la intoxicación, sin ideas, ni principios, capaz de dejarse condicionar por unos interesados que además de malos gestores de su empresa son peores activistas políticos, ya que se les ve el plumero. Un plumero machista y obsceno.
Pinocchio