Este fin de semana el PSOE tiene una cita con el futuro porque de lo que decidan en su congreso dependerá el futuro inmediato del socialismo español.
Los socialistas llegan al congreso noqueados, aún no han terminado de entender lo que les ha pasado en las urnas. Cuando hace un año perdieron las elecciones municipales y autonómicas deberían de haber «pisado» la calle para escuchar a los ciudadanos, a todos, a sus votantes, a sus simpatizantes y a quienes no lo son. Pero no lo hicieron. Se envolvieron en la crisis para justificar su hundimiento en las urnas. Así, llegaron a las elecciones generales con los mismos discursos, los mismos tics, las mismas excusas, los mismos argumentos arrugados, y perdieron otra vez por goleada.
El problema es que pueden terminar siendo irrelevantes si no salen del congreso de Sevilla con un programa político sólido, y cuando digo sólido me refiero a que se olviden de las florituras y de ser más «cool» que nadie y se atengan a lo que significa ser socialdemócrata. Porque una de las causas de las perdidas electorales del PSOE tiene que ver, además de que gestionaron la crisis al dictado de las políticas conservadores de Merkel y de Bruselas, fueron todas las «ocurrencias» del ex presidente Zapatero centradas en la «ingeniería social», o por decirlo claramente sus políticas tenían más de partido radical que de partido socialdemócrata. Que se lo pregunten a sus votantes, o mejor dicho a sus ex votantes.
Llevamos semanas asistiendo a la competición entre Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba por hacerse con la Secretaria General. Los dos candidatos se han recorrido toda España intentando convencer a los militantes socialistas de que les den su voto para esa cita con el futuro.
Los dos candidatos tienen ventajas e inconvenientes, y si me apuran el inconveniente que tienen es compartido: ambos han estado totalmente implicados en los gobiernos Zapatero, han formado parte del núcleo duro del expresidente y han sido por tanto corresponsables de las políticas rechazadas en las urnas por los ciudadanos. A favor de ambos hay que decir que Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido clave en lo que parece el final de ETA, y que Carmen Chacón ha gestionado con eficacia el Ministerio de Defensa.
Rubalcaba ofrece que el PSOE vuelva a ser el partido socialdemócrata que votantes y simpatizantes esperan, y tener una sola voz en toda España. Es un discurso fácil de «comprar» porque si de algo ha pecado el PSOE y el Gobierno de Zapatero es de haber hecho una política autonómica claramente irresponsable.
Además, Rubalcaba pone encima de la mesa su experiencia, su solidez política, y los suyos, su guardia de corps «venden» de paso un intangible: es el dirigente que se necesita para que el PSOE haga una transición, para cerrar heridas, recobrar un discurso, y luego ya se verá. O sea, que vienen a decir que Rubalcaba no tiene por qué ser el próximo candidato a la presidencia del Gobierno, sino que su batalla hoy no es otra que la de apuntalar al PSOE. Desde luego, no le faltan ni tesón, ni recursos, ni inteligencia para hacer frente a cualquier empeño.
En cuanto a su larga experiencia política, juega a favor pero también en contra suya. Tiene demasiado pasado, y por tanto demasiados enemigos y adversarios que le acusan de intrigante y maquiavélico.
Carmen Chacón, por su edad, tiene más fácil lo de comprometerse para cambiar el presente de manera que el PSOE pueda ganar el futuro. Es trabajadora, metódica, y al igual que Rubalcaba, inteligente. Ambos también comparten la ambición. Y vaya por delante que la ambición en el trabajo, en la política, en la vida personal no es un elemento negativo sino que es un elemento que puede ayudar a avanzar.
El lenguaje de Chacón es diferente al de Zapatero. Su discurso también. Mientras Rubalcaba se ciñe a las señas de identidad de la socialdemocracia Carme Chacón da un paso más, no se resigna a no innovar. El peligro que muchos pueden ver es que se comporte como una discípula de Zapatero y sus innovaciones vayan en una dirección que nada tienen que ver con los problemas reales de la sociedad.
Tiene a su favor que hasta ahora en política no ha metido la pata, salvo aquella desafortunada frase de «todos somos Rubaines» cuando a éste se le ocurrió decir una boutade en forma de insulto, contra España. Para salvo ese resbalón, que es menor, su trayectoria política ha sido impecable en cuanto a lo que se refiere a su gestión directa, ya sea como concejal, como vicepresidenta del Congreso, ministra de la Vivienda y ministra de Defensa.
Se equivocan quienes intentan minimizar su valía y sus ganas de pelear y de ganar. Como se equivocan quienes con cierta displicencia afirman que aún no está madura políticamente para hacerse cargo de la Secretaría General del PSOE.
Carme es una candidata formidable que pone nervioso a Rubalcaba que sabe que no será fácil ganarla. Y es tan obvio que Rubalcaba no las tiene todas consigo que ya hemos visto como desde su entorno se pone en entredicho al entorno de Chacón.
Las ideas las encarnan personas y en el congreso de Sevilla los socialistas tendrán que optar por dos modelos de socialismo, el de Rubalcaba o el de Chacón. Son dos modelos distintos, y si me apuran distantes, y por tanto no será el mismo el PSOE liderado por Rubalcaba que el PSOE liderado por Chacón. La solución el próximo domingo.
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Julia Navarro