La economía española decreció tres décimas en el último trimestre del 2011. El dato ya es oficial y se suma a los más de cinco millones de personas sin trabajo con las que se cerró el negro año económico. Leo en Estrella Digital el bien fundamentado artículo de José Luis Martín Miralles sobre el injusto papel que está jugando Alemania y su lideresa es estos difíciles momentos, y desciendo, con Fernando González, de las cifras a los sentimientos ante el paisaje desolado de una población toledana casi en la ruina. Números, análisis y testimonios convierten a cualquier optimista en un sujeto sospechoso de demencia; ¿debemos pues abrazar el pesimismo para acompasar nuestros pasos con la realidad?
A ello se refería este domingo la defensora del lector en el diario “El País”, y parece obvio que hay que coincidir con los testimonios profesionales que recogía, para afirmar que quienes a la información nos dedicamos somos esclavos de los hechos; por tanto si las noticias son malas, negros serán nuestros titulares. Aceptada la premisa, ¿no están ustedes un poco hartos de que cada vez que una Agencia de Calificación lanza un pronóstico negativo titulemos con ello la primera página? ¿Es que siempre han acertado con sus negros augurios? ¿Destacamos con idéntica profusión las escasas noticias positivas?
Pensando respuestas no he podido dejar de lado que la actualidad nos trae nuevos detalles y rostros de corrupción en España y fuera de ella; también he sabido de la alerta de hambrunas en varios países de África, de que, al socaire de la crisis, la Mafia se extiende por el norte de Italia,… Por fortuna, también he leído que Bill Gates, fundador de Microsoft y segundo hombre más rico del mundo según ‘Forbes’, ha firmado, junto a varios gobiernos y grandes empresas farmacéuticas un programa para acelerar la lucha contra 10 enfermedades tropicales desatendidas. En total, el programa contará con 595 millones de euros, de los que Gates y su esposa aportan 275. para luchar contra la filariasis linfática, el tracoma, enfermedad del sueño, la lepra, el control del parásito helminto, la enfermedad de Chagas o la leishmaniasis. Dolencias que pueden llegar a ser mortales y que pueden afectar a 1.400 millones de personas en el mundo, principalmente de países pobres.
El anuncio se producía pocas horas después de que nos lamentáramos por una nueva derrota del tenista Nadal ante Djokovic. Una derrota que el DEPORTISTA ha explicado así: «Yo no busco ganar a Djokovic, sino superarme a mí mismo. Aquí me he superado a mí mismo. Durante el torneo he sido bastante mejor que en 2011. Ha sido la final que he perdido que quizás me duele menos porque he hecho todo lo que he podido. He luchado todo. He corrido todo lo que he podido correr. He competido con un jugador que, hoy por hoy, es brillante. Le he llevado al límite, cosa que no había hecho en 2011, y a mí mismo también me he llevado al límite, lo que no había hecho en 2011. La pasión, la ilusión, están ahí y, cuando uno hace todo lo que puede, no está obligado a más. Estoy satisfecho de mí mismo. Después de un tiempo en el que había sufrido sin disfrutar, he sufrido disfrutando. Ese es el camino».
Tras estos dos ejemplos, tan solo una sugerencia: Cuando inicien la jornada y vean, oigan o lean las noticias del día, muchas de ellas terribles, lo sé, fíjense en alguna positiva ¬que las hay, se lo aseguro¬, respiren hondo y acudan a su tarea con la certidumbre de que vamos a derrotar al pesimismo. No hay otra salida.
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Jaime Olmo Mitre