Nunca me gustó demasiado. Nunca fui muy partidario de Francisco Álvarez-Cascos, el actual Presidente del Principado de Asturias y, anteriormente, todopoderoso hombre en el PP. Y me gustó mucho menos cuando, en un nuevo acto de soberbia política, fundó Foro Asturias para presentarse a las elecciones autonómicas del Principado y luego, en Madrid, en las elecciones generales. Me parecía que un hombre que lo había sido todo en el PP no podía ir contra el PP por la sencilla razón de que no le daban lo que quería. Entre otras cosas porque crear otro partido de derechas era una decisión muy mala para la propia derecha ya que la Ley D’Hont lo castiga severamente y de lo que se trataba era de quitar al zapaterismo del poder.
Pero los asturianos no estuvieron de acuerdo conmigo y votaron a Francisco Álvarez-Cascos, convirtiendo a su partido en la lista más votada de las elecciones autonómicas, lo que le daba derecho a gobernar. Y así lo hizo. Y a mí me pareció muy bien porque, en democracia, no mandan los comentaristas políticos sino los votos de los ciudadanos.
Ahora, Paco Cascos ha decidido convocar nuevas elecciones en Asturias porque la oposición le ha tumbado sus presupuestos, que es la principal ley anual de todos los gobiernos. Y a mí me ha parecido muy bien haya convocado nuevas elecciones. Entre otras cosas, porque creo que es una magnífica medida de higiene democrática.
Lo que me ha parecido mal es que el PP, el PSOE y UPyD hayan puesto el grito en el cielo.
¿Qué pasa? ¿No les gustan las elecciones? ¿No les gusta saber lo que piensan los ciudadanos?
No pasa nada porque Asturias haya celebrado tres elecciones en menos de un año. De lo que se trata es de saber qué piensa el pueblo, la gente, los ciudadanos… De eso se trata en democracia. Y que no me vengan con que las elecciones cuestan dinero y estamos en crisis. Ese es un razonamiento casi fascista. Porque, a ese paso, que las elecciones se celebren cada diez años o que no se celebren nunca. Así ahorraríamos más. Las elecciones siempre son buenas. Y lo que deberían hacer los partidos es gastar menos en ellas.
En cualquier caso, lo lamentable del tema es que el PP asturiano haya votado en contra de los presupuestos de Cascos y a favor de prorrogar los que había hecho el PSOE e IU el año pasado, habiendo votado, en su día, en contra. Porque eso no es coherencia política ni nada que se le parezca. Más bien todo lo contrario.
Pinocchio