miércoles, noviembre 27, 2024
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Sevilla tuvo que ser

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«Deprisa, pero despacio». Ese debiera haber sido el eslogan del PSOE después del descalabro electoral. Pero primó el marketing sobre las ideas y sobre los proyectos. Con las prisas para dejar todo atado y bien atado y con el aliento del PP en el cogote para las elecciones andaluzas se puso en marcha el congreso del PSOE, más como un circo que como una asamblea. Y el objetivo era mantener el poder en  Andalucía pensando que los electores siguen queriendo espectáculo en vez de proyectos.

Ahora el congreso de Sevilla puede ser el puntillazo para las aspiraciones del PSOE en Andalucía. Un escaparate del inmenso vacío ideológico y programático de un PSOE por cuyas raspas luchan los viejos protagonistas de la actual situación de debacle.

Quienes planificaron el congreso en Sevilla se van a dar un tiro en el pie el próximo fin de semana. Hemos asistido a unas primarias sin elecciones. A un campaña sin discusión de ideas. A una nueva exhibición de vacío intelectual  de los viejos culpables del zapaterismo; sin ideas y sin saber que mundo querrían construir los candidatos.

Es tarde para cualquier rectificación, salvo que el congreso de Sevilla de un salto de madurez y sus delegados decidan romper ese frágil equilibrio de una lucha oligárquica ente quienes pugnas por los restos del naufragio socialista.

Personalmente creo que el congreso de Sevilla y la presumible catástrofe socialista en Andalucía es sólo un capitulo en la larga marcha del socialismo español en la búsqueda de su fondo. Sólo entonces -y no es más que una posibilidad- se podrá emprender la reconstrucción de un partido histórico que ahora mismo camina al límite de su extinción.

«Sevilla tuvo que ser» es casi un grito premonitorio de lo que se espera y que sólo el milagro de la rebelión de las bases socialistas puede reencauzar ahora mismo. Rubalcaba y Chacón no tienen ya sitio en la historia del PSOE porque son únicamente su pasado.

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Carlos Carnicero

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