miércoles, noviembre 27, 2024
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Los medios adoran a Newt

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Estimado Newt: 
  
Corren tiempos difíciles para ti, sin duda, y entendemos que a veces la gente dice cosas que en realidad no quiere decir. Esperamos que esto explique tus crueles declaraciones acerca nuestro pronunciadas aquí en Orlando esta semana. 
  
“

Todos nuestros amigos en los medios informativos”, dijiste, «están impacientes por poner fin a esta campaña tan pronto como sea posible”. En nuestra precipitación por coronar a Mitt Romney candidato presidencial Republicano, pareces creer, intentamos utilizar tu derrota total en las primarias de Florida para anunciar el final de tu campaña. 
 


Newt, son palabras hirientes. Hablo por muchos colegas al decir que los de los medios somos grandes hinchas de tu candidatura. De los 200 presentes en tu «Fiesta de la Victoria» al cierra de los colegios electorales la noche del martes, unas 185 de ellas eran periodistas. Y no es raro. Eres lo único que nos salva de una larga primavera de desesperación, la única persona que, al prolongar la campaña presidencial, puede movilizar a nuestra audiencia y acarrearnos los beneficios que con tanta desesperación necesitamos. 
  


Tú nos das exactamente lo que anhelan los periodistas de la crónica política. Claro que algunos de nosotros estamos escorados ideológicamente, pero nos inclinamos mucho más en favor del conflicto — y ése es el motivo de que estemos todos subidos a tu mismo carro. Nos has caído bien desde que inventaste el concepto de la política como caza deportiva en la Cámara hace años. 
 

¿Cómo no íbamos a apreciarte, Newt Gingrich? Veamos las razones. 
  
Nos encanta que, en la era de los políticos disciplinados, seas distinto. Viajas con americanas de distintas tallas para estar a tono con tu cintura de yo-yó. Siempre llegas tarde — a veces espectacularmente. Romney sigue un libreto programado al minuto, rematado con pronósticos del tiempo; tus ayudantes a menudo desconocen por dónde vas. 
  


Teniendo en cuenta el estado de nuestro sector industrial, compartimos tu celo por las causas perdidas: los carteles desafiantes que agitaban tus partidarios en tu discurso «de reconocimiento de la derrota» la noche del martes advirtiendo que «QUEDAN 46 ESTADOS», y tu insistencia la jornada previa en que vas a seguir luchando durante «seis meses… a menos que Romney abandone antes”. Hace falta ser un caballero especial para jactarse de que se está «dónde estuvo Ronald Reagan en 1976» — el año en que perdió. Tu empresa tiene réplica hasta en el nombre de la empresa que programa tus vuelos electorales: Moby Dick Airways. 
  


Nos encanta, también, tu versatilidad — que te opongas a la investigación con células madre o a la obligatoriedad de tener contratado un seguro médico por ley de los que antes fuisteis partidario. Nos encanta que nos condenaras esta semana por tener «mentalidad de despacho de apuestas» — 9 horas después de estar en un bar con nosotros discutiendo el resultado de las carreras. 
  


Tenemos un lugar especial en nuestros corazones para un caballero que se describe como «un tipo importante de verdad que sabe realmente mucho”. Disfrutamos de que, cuando nos dijiste que tu idea de establecer una colonia en la luna era grandiosa, suscribieras «la acusación de que soy grandioso» y te compararas con Abraham Lincoln y los hermanos Wright. Nos sentimos frustrados ante tus múltiples tentativas de equipararte con Thomas Jefferson, Alexander Hamilton y los Roosevelt — con los dos hermanos. 
 


Hay mucho más. Nos encanta tu resentimiento ficticio y tus desmesurados superlativos. Admiramos la forma en que nos envías con frecuencia a Google a cotejar tu veracidad — como cuando dijiste esta semana que George Soros te había tachado de cosas que en realidad no había dicho. 
  


Ni siquiera nos molestan tus constantes ataques contra nosotros, como tu amenaza esta semana de que vas a boicotear los debates que estén moderados por periodistas. Sabemos que no vas en serio y, al igual que el periodista de la CNN John King te ayudó a ganar en las primarias de Carolina del Sur, nos encanta ser tu frustración. 
  


Nos incomoda como a ti que Fox News, en una gran pantalla de tu Fiesta de la Victoria, proyectara la victoria de Romney a las ocho de la tarde en punto. Nos duele escuchar que tu discurso de reconocimiento de la derrota se podría haber aplazado porque no había suficientes partidarios para llenar los asientos que tenías detrás. Nos angustió saber que algunos de los «partidarios» de la estancia eran en realidad asistentes a una convención de cacharros contigua. 
  


Pero cuando saliste pasadas las 9 de la noche del martes a pronunciar tu discurso, te dirigiste directamente a «los elitistas medios convencionales» con tus intenciones: «Solamente quiero tranquilizarles esta noche. Vamos a concurrir a todos los comicios, y vamos a ganar, y vamos a estar en Tampa en agosto como candidato». 
  


Gracias por eso, Newt. Como la mayoría de tus ardientes hinchas, nosotros los de los medios nos sentimos enormemente aliviados.

Dana Milbank

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