Dispuestos a pagar por contenidos digitales, pero no al precio actual ni con el sistema de ventanas de distribución (cine y televisión) que hace esperar para disfrutar de los estrenos. El primer estudio sobre precios de los contenidos digitales realizado en España (iClaves) revela demandas ya conocidas. Los consumidores anhelan un mercado más barato, atractivo, accesible y para usar en cualquier pantalla. El estudio vuelve a constatar la maldición del mercado de contenidos digitales: las descargas gratuitas imperan y se desconoce la oferta existente.
Los consumidores reclaman precios para videojuegos, música, cine o series de televisión entre un 25 y un 35% más baratos que los actuales para novedades y estrenos. Aceptan algo más de 14 euros para videojuegos, 13,25 para las novedades en ebook, diez euros por series de estreno o 8,36 euros para los álbumes de música.
Pero la ignorancia sobre las nuevas ofertas con contenidos paraliza el mercado. Los encuestados desconocen la mayoría de ofertas de streaming (sin descarga) ya existentes, de Spotify a Filmin o Filmotech. Y, por supuesto, sus precios a menudo más baratos de lo reclamado. Peor es la percepción de contenidos todavía poco consumidos como los ebooks, con algunos más asequibles en las tiendas digitales.
La industria de los contenidos digitales necesita mejorar el sistema de licencias y abaratar precios. Pero sobre todo acabar con la confusión y el despiste actual. La simplicidad y el acceso en cualquier dispositivo es clave para desarrollar el pago por contenidos, como ya han demostrado tanto Apple con precios altos como Amazon con una oferta mucho más competitiva.
Ayudaría una política de precios más amigable y clara, sin la confusión y disparidad dominante dentro de cada tienda digital. Pero también otras soluciones basadas en la tecnología: del correcto etiquetado (tags) con precios que aparezcan en los resultados de los buscadores hasta el aprovechamiento de los grandes concentradores de tráfico como Google y Facebook para promocionar los productos, sus precios y condiciones.
Una labor donde ayudarían las campañas oficiales e institucionales, casi siempre mal orientadas a perseguir al usuario de las descargas: más de la mitad de la población y tres cuartas partes de los menores de 30 años.
El mayor desafío es acabar con la cultura del gratis total, acendrada en las nuevas generaciones. Imposible si no de promociona una oferta de mejor calidad, más accesible y sin restricciones de uso. Sin miedo a perder un viejo negocio que ya muere por el cambio veloz y disruptivo del propio mercado.
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Juan Varela