Reconozco que Francia no es, exactamente, lo que se dice uno de mis países preferidos. Más bien todo lo contrario. Y lo he dicho muchas veces. Casi desde que tengo uso de razón. Y también he dicho siempre que los franceses, sin querer hacer generalidades, son unos tipos bastante impresentables.
Es algo a flor de piel. No los soporto. Me irritan. Me encrespan. Me soliviantan. Y, además, no puedo disimularlo. Y ahora, lo disimulo menos, después de lo que están montando a raíz del caso Contador. Y no lo digo por el escarnio de Canal Plus Francia con Rafa Nadal y a Gasol. El humor, aunque sea sangrante, es humor y la libertad de expresión aunque se pase hay que soportarla. Siempre merecerá la pena. Lo digo porque, a ellos, les vale cualquier cosa para meterse con España. Lo que quieren, realmente, es provocarnos. Y cuando ven que nos hacen daño, insisten en ello hasta la náusea.
Por eso me encantan las declaraciones de Toni Nadal, el tío y entrenador de Rafa, que ha dicho: “que lo de Canal Plus Francia es humor. Que es su problema si eso les hace gracia. Y que a Rafa no le ha afectado lo más mínimo”.
Por eso, que la Federación de Tenis los vaya a demandar me parece una pérdida de tiempo y de dinero. Creo que sólo servirá para que se rían más aún y para que intenten provocar todavía más al saber, insisto, que con sus gracietas nos hacen daño.
Hay que pasar. Olvidarnos de ello. Bastante tienen los franceses con ser franceses.
Lo que tenemos que hacer en España es intentar ser serios y no tirar piedras sobre nuestro propio tejado en temas tan delicados como el doping. La rueda de prensa de Contador, el otro día y por poner un ejemplo, fue tercermundista, y lo que hicimos hace unos años, por poner otro ejemplo, con la campaña de intoxicación política y condenas de telediario que se llevó a cabo en la Operación Puerto fue penosa.
Y ya vale de patrioterismo barato. Lo que debemos tener, también, es un poquito más de sentido de nación y de pueblo. Pero a lo largo de todo el año y no sólo cuando nos lanzan puyas envidiosas desde una nación envidiosa.
Porque, aquí, lo que mejor que sabemos hacer todos los días, es ponernos a parir unos a otros y eso siempre es aprovechado por gente impresentable, como los franceses, para aumentar su propia autoestima.
Lo hacen ahora y lo han hecho siempre a lo largo de toda la historia.
Pinocchio