Me sorprende el alborozo que ha provocado el encuentro entre el presidente Rajoy y el líder de la oposición Pérez Rubalcaba. Los afines del PP destacan el «estilo» de Rajoy invitando incluso a su interlocutor a compartir almuerzo. Los afines al PSOE señalan, por su parte, que sobre Pérez Rubalcaba prima el sentido del Estado. Yo, insisto, no salgo de mi asombro de que demos importancia a algo que debería de ser pura rutina y apenas una nota a píe de página.
No es la primera vez que he escrito que tanto al presidente del Gobierno como al jefe del principal partido de la oposición les entra en el sueldo reunirse cuantas veces sean necesarias para abordar los problemas de España. Me sorprendía que estos encuentros fueran motivo de primeras páginas en las épocas de Felipe y Aznar, o de Aznar y Zapatero, o de Zapatero y Rajoy, o ahora de Rajoy y Pérez Rubalcaba.
De los responsables políticos no esperamos que sean amigos, ni que se caigan bien, ni que tengan afinidades personales, simplemente esperamos que sean eso, responsables, y por tanto conscientes de que entre sus responsabilidades entra hablar y a ser posible buscar puntos de encuentro para resolver los problemas de los ciudadanos. De manera que, por lo menos a mí, me importa muy poco que el señor Rajoy invitara a almorzar al señor Rubalcaba y que el menú compartido fuera de alcachofas rellenas y chuleta de ternera.
La crisis económica internacional, que se ha cebado con especial saña en algunos países, como Grecia, Portugal, Italia y España, es de tal calado que sería una irresponsabilidad imperdonable que quienes están al frente del Gobierno y de la oposición no fueran capaces de aparcar diferencias para sentarse a dialogar.
Eso sí, lo que no me termino de creer es que cuatro horas de charla hayan dado para tan poco como han informado desde Moncloa y el propio Rubalcaba. Espero que llegue un día en que el secretismo se destierre de la actividad política porque los políticos asuman algo tan elemental como que nos representan a los ciudadanos y que es una falta de respeto que nos traten como a menores de edad negándonos información de lo que tratan.
Como me parece una larga cambiada eso de que Rajoy y Rubalcaba se han dado de tiempo hasta junio para renovar los cargos en las instituciones. Es una vergüenza, una auténtica vergüenza que el PP y el PSOE no hayan sido capaces de renovar el Tribunal Constitucional. En cuanto a TVE, me pongo en lo peor, porque los políticos siempre la han considerado su finca particular en cuanto ganan las elecciones.
Pero es la renovación de los miembros del Constitucional lo más urgente y sobre todo lo más difícil. Veremos si es verdad que de una vez por todas tenemos un Tribunal Constitucional alejado de los intereses políticos coyunturales de unos y de otros ya que el prestigio del Alto Tribunal ha sufrido lo suyo por algunas de las decisiones de sus actuales componentes.
Pero volviendo al principio, debería de ser una noticia menor que en circunstancias normales se reúnan el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, sean quienes sean. Insisto, les entra en el sueldo hablar ¡faltaría más!.
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Julia Navarro