Las multitudinarias movilizaciones de este domingo contra la reforma laboral en 57 ciudades contrastan con la placidez del congreso del PP en Sevilla, lo cual no quiere decir que ambas cosas no estuvieran previstas. La calle -una parte de la calle- estará lejos de la política del PP, al menos durante un tiempo, pero el PP tiene margen político suficiente para gobernar con comodidad, no solo por su mayoría absoluta, sino también por el apoyo de otros partidos del centro derecha que en casos como el de CiU son además fuerza de gobierno en Cataluña, el motor económico de España.
Un periodista progresista, Daniel Salgado, le preguntó a un político de izquierdas, el catedrático Xosé Manuel Beiras, por qué la crisis que originó la política de derechas se lleva por delante a la izquierda. Y esta fue la respuesta sustancial: la izquierda que hizo el diagnóstico no fue escuchada por la izquierda institucional. Es una manera de decirlo, pero quizá sería más claro recordar que la izquierda gobernante fue obligada por la derecha política (Alemania y la UE) y la derecha económica (los mercados financieros) a hacer una política contraria a la suya y, en vez de plantarse y convocar elecciones, explicando con claridad las cosas, se puso a mal gobernar el país. Digamos que a la hora de cumplir la agenda alemana para España, Zapatero hacía los deberes en plan remolón y mal, mientras que Rajoy ejecuta todo lo que le dicen -y más- como buen alumno aplicado.
¿Tenía solución España antes de que se disparase la crisis? Seguramente pudieron haberse hecho mejor algunas cosas, pero visto el problema con perspectiva lo más seguro es que la izquierda, el PSOE, se quemó inútilmente. Y que el PP no salvará España de la crisis si no recibe ayuda de Europa, léase Alemania. Hay una pregunta que se hace el premio Nobel Paul Krugman que ilustra y enfoca la situación. Dice el columnista de ‘The New York Times’: cuando dos de las cuatro grandes economías europeas tienen peores resultados que en la Gran Depresión, al menos en lo que se refiere al PIB, y son tres de cinco si cuentan a España, ¿no creen que los defensores de la austeridad deberían plantearse que, posiblemente, van por mal camino? Ahí está el problema de fondo, y no en las simplificaciones que a veces se proyectan mediáticamente con mero interés partidario. Y si alguien lo duda que mire a Portugal, país que ha ido a peor tras cumplir todas la medidas impuestas por la UE, el BCE y el FMI.
José Luis Gómez