El viernes por fin vieron la luz los denominados presupuestos de guerra para este 2012, los cuales venían siendo postergados por las elecciones andaluzas.
Los presupuestos presentados buscan la reducción del déficit al 5,3% comprometido con Bruselas por dos vías. Una vía, la del recorte de los gastos del estado, cifrada en 13.400 millones de Euros. Y otra vía, la del aumento de los ingresos por importe de 12.314 millones, en los que ya se cuentan los de la elevación del IRPF llevada a cabo en el mes de febrero pasado.
Todos los ministerios ven reducidos sus presupuestos de gastos en el 16,9% de media para llegar a los 13.400 millones de Euros de recorte.
Para alcanzar la cifra de ingresos se eleva el impuesto sobre sociedades del que se espera incrementar la recaudación en 5.350 millones de Euros. Estos junto a los de la elevación de los impuestos del tabaco (150 millones de Euros), los de las nuevas tasas jurisdiccionales (214 millones de Euros), los del IRPF ya elevado (4.100 millones) y lo que se espera recaudar por medio de una amnistía fiscal (2.500 millones de Euros), nos dan los 12.314 millones de ingresos.
Varias cosas merecen especial mención siendo la primera que por el camino del día a día del gobierno, el Sr. Rajoy se va dejando sus promesas electorales de no subir impuestos y sus críticas a las amnistías fiscales del partido oponente cuando estaba en el gobierno y planteó algo similar.
Y aunque no quiero meter el dedo en el ojo con lo de abaratar el despido sobre lo que también se pronunció, si quiero indicar que bajo mi punto de vista las amnistías fiscales suelen tener dos inconvenientes que son, por un lado, no aportar fondos a las arcas del estado, como ya sucedió con la de D. Carlos Solchaga en los años 90 y por otro lado tratar de imbéciles con todas las letras a quien paga sus impuestos de manera ejemplar. Estos últimos, casi siempre, suelen coincidir con quienes estás sujetos a una nómina y no tienen empresas, ni son autónomos, ni tienen montajes extraños. También cabría indicar que puede incluso fomentar, más si cabe, el fraude fiscal porque cada amnistía porta el germen de la siguiente ya que siempre se indica que hay que aprovechar esa oportunidad porque no habrá otra nunca más, lo que siempre es incierto ya que sólo hay que esperar a la próxima crisis importante.
La segunda cosa que merece mención es que al menos subsidios de desempleo y pensiones no se recortan y eso permitirá que al menos tres generaciones de españoles puedan vivir de la pensión de los abuelos bajo el mismo techo, cosa que cada vez sucede con más frecuencia en nuestro país y que es una realidad que genera gran tristeza.
Y la tercera es que estamos en presencia de un presupuesto que, buscando dar confianza a los mercados de deuda, agravará la recesión en que vive la nación, ya que, junto a los presupuestos de las comunidades y corporaciones locales que irán en la misma línea, la reducción del gasto público y la elevación de impuestos y tasas bajará la demanda en la economía y empeorará el PIB, empeorando a su vez la relación entre el PIB y el endeudamiento y por ende, generando de nuevo desconfianza en los mercados de deuda, que vuelven a alimentar el círculo vicioso.
Ya sé que, en apariencia, no hay otro remedio, que Alemania lo impone, que los mercados lo imponen y que el margen de maniobra de este gobierno o de cualquier otro es mínimo. Pero si no hay nada que incremente la demanda y tire de la economía de este país creo que vamos a pasar momentos muy amargos al igual que pienso que no es gratuito ni una locura que desde diversos foros se pida la constitución de un gran cortafuegos (fondo de rescate en general) que frene a los especuladores en España ya que nuestro país junto a Italia podrían ser la tumba de la moneda única y de la economía europea. Lo cierto es que bastante trabajo y desaciertos les han costado a Alemania y a Francia llegar a esta situación.
Por todo ello, si bien estos presupuestos han sido denominados de guerra por quien los ha elaborado podría ser que además fuesen de otro Guerra, este D. Alfonso, porque para fin de año puede que a este país no lo reconozca ni la madre que lo parió.
José Luis Martín Miralles-Estrella Digital
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