Mientras sus señorías debatían las enmiendas a la totalidad de la reforma laboral del Gobierno llegaban a Madrid un grupo de «expertos» enviados por los mandamases de la Unión Europea para comprobar «in situ» las reformas puestas en marcha por Mariano Rajoy. Al mismo tiempo se daba a conocer que en la próxima Encuesta de Población Activa nos encontraremos con 394.000 parados más, o lo que es lo mismo: el paro alcanza en España a 5,6 millones de ciudadanos lo que supone el 24,6% de la población activa.
De manera que abrochemonos los cinturones porque el presente no pinta bien, pero vayamos por partes. Ahora es el momento para que la ministra de Trabajo, Fátima Bañez, demuestre que tiene «mano izquierda» y en la tramitación parlamentaria de la reforma laboral tenga a bien aceptar algunas de las propuestas de la oposición. Nadie está en posesión de la razón absoluta y el que se lo crea es que está a dos pasos de creerse Napoleón, de manera que ha llegado el momento en que el Gobierno se muestre receptivo a las «razones» de los demás y escuche, primero escuche, luego negocie y finalmente acepte algunas de esas otras «razones».
Que en este primer trimestre del año hayamos alcanzado los 5,6 millones de desempleados es como para echarnos a temblar. 5,6 no es una cifra más, es una cifra que se desliza en un tobogán hasta vaya usted a saber dónde. Los 5,6 millones de parados deberían de ser la principal prioridad de todos los responsables políticos, y por eso es más necesario que nunca el diálogo, y a ser posible el consenso.
La reforma laboral tiene aún que sortear algunos trámites parlamentarios antes de entrar en vigor hacia finales de mayo o principios de junio. Y si se queda tal y como está, tal y como ha salido de los hornos del Gobierno, supondrá un recorte de derechos laborales, un retroceso para los trabajadores, y lo peor es que está por ver que algún día esa reforma genere empleo.
Ya digo que sus señorías debatían sobre esas enmiendas a la totalidad mientras los temidos «expertos» de la UE nos sometían, nos someten, a un examen exhaustivo, a la manera que viene haciendo en Grecia o Portugal. No es que estemos intervenidos formalmente, pero el solo hecho de que vengan a mirarnos con lupa supone una intervención de facto.
Mientras, muchos ciudadanos se empiezan a despertar del sueño que supuso creer que por el solo hecho de que el PP ganara las elecciones las cosas se iban a arreglar. No está siendo así, y hay que fiar al futuro ese efecto que muchos esperaban. El paro continúa aumentando, Bruselas nos pisa los talones, el Gobierno no termina de decir qué va a hacer o dejar de hacer, y tan pronto nos dicen que nos recortan los servicios en sanidad como nos anuncian que pagaremos los medicamentos.
Lo que está claro es que el PP no tenía ninguna fórmula para dar la vuelta a la situación y que no estamos mejor que hace unos meses, sino que si me apuran estamos peor. No lo digo yo, lo dicen estos dos números: 5,6 millones de parados.
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Julia Navarro