Aún resuenan en los oídos de los españoles las palabras de disculpa del Rey. Y eso es así porque no estamos acostumbrados a semejante actitud ante la demanda de explicaciones por hechos que generan preocupación o inquietud en la sociedad española. Que el Rey y su familia tienen derecho a espacios de intimidad en su vida privada no es incompatible con que la Casa Real sea sensible en sus comportamientos a la situación que atraviesan los españoles en estos difíciles momentos de crisis económica. Nuestra monarquía constitucional nos convierte en ciudadanos de un régimen de libertades y nuestra relación como tales con la Jefatura del Estado es la propia de un Estrado de Derecho en el que no somos súbditos, sino ciudadanos. Por eso, la relación entre el máximo poder del Estado y el conjunto de la sociedad se debe fundamentar en el respeto y en la confianza, dos valores que hacen posible la armonía del funcionamiento institucional y que garantizan la estabilidad de nuestro país en la lógica de la continuidad dinástica al mismo tiempo que se produce la alternancia entre partidos en el gobierno, asegurando de este modo el carácter democrático que nuestra Constitución consagra.
El error atribuido al Rey y el reconocimiento del mismo por Don Juan Carlos, nos pone ante la evidencia de que la Monarquía no es una institución intocable. Es criticable, cuestionable o, al menos, objeto de debate público limpio y claro. Cayo Lara se ha pronunciado en ocasión de este suceso, una vez más, a favor de la república aunque Izquierda Unida no haya anunciado pasos en ese sentido mediante la presentación de propuestas parlamentarias. En el caso del PP y del PSOE, se han evitado los pronunciamientos críticos aunque en ambas formaciones se considera que no ha sido en absoluto acertado el comportamiento de Su Majestad. En realidad, esto ha sido un suceso de menor calado con un impacto mediático de gran envergadura, y a ello ha contribuido, una vez más, la extraordinaria velocidad con que la información se extiende por la Red.
Más allá de este hecho inoportuno, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos ha demostrado una actitud de sensatez y prudencia ante la situación creada y sin ambages de ningún tipo se ha enfrentado a la polémica con unas breves pero contundentes palabras de humildad sincera. La Estrella Digital se adhiere a quienes han visto en el gesto del Rey una acción más de responsabilidad entre las muchas que han acompañado hasta la fecha a su reinado, dando templanza y sensatez en los momentos de dificultad y de liderazgo indiscutible de todos los españoles en aquellos otros en los que hemos necesitado recogernos en torno a un símbolo que nos diera unidad y cohesión. Piensen en el decisivo compromiso con la democracia del 23F y la cercanía y humanidad del encuentro con las familias de las víctimas del 11M en el funeral celebrado en la catedral de la Almudena, como ejemplos de autoridad y proximidad que crean lazos con la sociedad que un error no podrá romper por muy desacertado que haya sido.
Editorial Estrella