Nos domesticaron en la escuela y en la familia, haciéndonos creer que éramos dueños de nuestro propio destino, y hemos ido disimulando la falsedad hasta que un mal día te das cuenta de que tu destino lo ha marcado un estafador con corbata de Nueva York con la complicidad posterior de una ministra mentirosa, nombrada por un político extravagante de León, que creía que gobernar era jugar al póker con garbanzos, y, a la vez, asumes que tu destino a medio plazo depende de lo que voten los franceses en la segunda vuelta. Miente la izquierda comunista francesa pidiendo jubilación a los 60 años y aumentos de sueldos por decreto, y miente Marine Le Pen, garantizando que si despachan a unos miles de extranjeros de Francia y abandonan la Unión Europea los galos volverán a alcanzar las glorias napoleónicas.
Pero de los que quedan algo más normales ¿quién miente mas?
¿Miente más Hollande, dogmatizando en que el camino no es ajustar gastos, sino aumentar la deuda, o es más falsario Sarkozy, afirmando que los sacrificios que requiere la política alemana nos van a sacar del atolladero?. ¿Es más embustera Elena Valenciano, asegurando con la cara maquillada con el cemento de la impostura, que la actual situación es responsabilidad del PP, o es más hipócrita Rajoy, empeñándose en que la única salida es dejar en el paro, durante dos años, a uno de cada cuatro trabajadores, y en la miseria al 60% de las familias? ¿Quién engaña más, la izquierda derrochadora, que sigue enseñando cuentas de cristal diciendo que son diamantes, o esta derecha que se ha olvidado de que detrás de las cifras comienza a aparecer gente que no puede dar de comer a sus hijos?
Me produce un gran desprecio esta lucha de intereses políticos a costa de que manoseen mi destino, que ya no es mío, sino suyo, porque siento que me lo están robando, que les importa un huevo, y que cualquier día me volverán a engañar en cuanto noten síntomas de que me dejo.
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Luis del Val