Elena Salgado, hace apenas unos meses: “Me tomaré dos años cuasisabáticos mientras tenga incompatibilidad. Pero estaré muy activa, se lo aseguro. Quiero estudiar más historia contemporánea. También colaboraré con una ONG”. Mis dudas: ¿es la empresa de autopistas Abertis –para la que acaba de fichar– una ONG? ¿Lo es Endesa en Chile? ¿Qué entiende Salgado por “incompatibilidad”?
Lo que dice la ley: los altos cargos del Gobierno no podrán trabajar durante dos años en empresas privadas “relacionadas directamente con las competencias del cargo desempeñado”. A cambio de esa limitación, los exministros y demás reciben el 80% de su sueldo durante esos dos años. En el caso de Salgado, son 58.788 euros anuales de indemnización. No es un sueldo millonario, pero es más del doble de lo que cobra de media un español.
Que Salgado fichase por Endesa Chile ya era algo difícil de defender. La primera eléctrica española no ha sido ni mucho menos ajena a las decisiones que tomó la exvicepresidenta desde el poder. Desde un punto de vista ético no se puede argumentar que la filial en Chile es una empresa realmente extranjera, por mucho se ajuste a la letra de la ley.
El Gobierno del PP autorizó el fichaje de Salgado por Endesa Chile: al enemigo que queda en evidencia, puente de plata. Sin embargo tendrán más difícil dar el visto bueno al fichaje por Abertis. No hay por dónde coger que Salgado asesore a la primera concesionaria de autopistas en España a los pocos meses de dejar el Gobierno. No es defendible ni por la ética ni por la ley.
¿A qué esperan en el PSOE para criticar a Elena Salgado en público con la misma dureza con la que se refieren a ella en privado por estos bien pagados minijobs?
Ignacio Escolar-Estrella Digital
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