lunes, noviembre 25, 2024
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Una deriva preocupante

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¡Si sólo fuera la economía el problema! Pobre Rajoy, en la encrucijada de no tener al país en la bancarrota económica y en la quiebra política. En España no hay ni se avizora todavía un partido como el de Marina Le Pen que pueda llevarse casi un veinte por ciento de los votos y convertirse en la llave para gobernar o para marcar políticas. Todavía no, pero la crisis, con todos los recortes y las medidas del Gobierno respecto de los inmigrantes sin papeles pueden acercarnos a la intolerancia. Excluirles de la asistencia sanitaria, además de privarles de un derecho fundamental, es también ponerles en el punto de mira como causantes de la crisis. Ahora no podrán ponerse enfermos nunca o tendrán que congestionar las Urgencias y serán marcados como los que dificultan otro servicio de enorme importancia ya de por sí colapsado.  

De alguna forma, el Gobierno está «marcando» a ciudadanos a los que hemos aceptado en nuestro país, que han venido a ocupar trabajos que los españoles no han querido desarrollar. Y que ahora cuando la destrucción de empleo sigue imparable, son «criminalizados» como si ellos fueran los culpables y no las víctimas de la crisis. No sólo el Gobierno. En muchas tertulias públicas se les llama «ilegales». No hay personas ilegales sino en situación irregular. Hay que tener mucho cuidado con el lenguaje porque por ahí empieza la primera discriminación. Es peligroso el mensaje que se está lanzando. Si alguien tiene la tentación de encabezar un movimiento populista contra los inmigrantes, los mismos que han contribuido al desarrollo español, podría tener muchos seguidores.

En esa deriva peligrosa, que el Gobierno debería rectificar de forma inteligente y solidaria, los sindicatos y el PSOE están cayendo en la tentación de trasladar la lucha a la calle y ahí se sabe cómo se empieza pero es más difícil conocer el final. Las Juventudes Socialistas acaban de decir que quieren campañas «cómicas y revolucionarias». El humor es un arma peligrosa cuando lo manejan quienes son aficionados al cómic y profesionales de la política. Sumen el resurgir del 15-M y el cóctel IU-PSOE en Andalucía donde se unen, al precio que sea, los responsables de la corrupción y los que pidieron el voto para acabar con ellos, y verán ustedes que para Rajoy -y para todos los ciudadanos- el problema económico sólo es un poco más importante que el político.  

Y no es sólo eso. En Cataluña, la deriva nacionalista está logrando algo también preocupante: muchos catalanes, politizados o no, están recibiendo permanentemente el mensaje de que España dificulta su crecimiento y les quita sus derechos. Y está calando, sin que nadie haga nada por cambiarlo. Y en el País Vasco, una futura y posible victoria nacionalista con mayoría absoluta pondría sobre el tapete una situación de enorme gravedad. No me extraña que Rajoy esté pensando en suspender el debate sobre el estado de la nación. O en irse a casa.

Francisco Muro de Iscar

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