El presidente del PP del País Vasco, Antonio Basagoiti, anunció el pasado lunes que su partido daba por finiquitado el acuerdo que mantenía con el PSE y que ha permitido a Patxi López ocupar desde mayo del 2009 el sillón de lehendakari en el Palacio de Ajuria-Enea de Vitoria. A partir de este anuncio, lo lógico es que López se vea obligado a adelantar al próximo otoño las elecciones autonómicas vascas ya que sólo cuenta con el apoyo de los 25 parlamentarios de su partido de un total de 75 que componen el Parlamento Vasco.
Habrá que empezar diciendo que el apoyo que en su día el PP le dio a López fue una decisión acertada, ya que el mismo conllevaba el desalojo del PNV del poder tras veintinueve años de permanencia ininterrumpida en el mismo. Era la primera vez que el País Vasco iba a tener un lehendakari no nacionalista y eso era ya un valor en si mismo. Otra cosa es que aquel apoyo de los populares a López fuera recibido con poco entusiasmo por la dirección del PSOE, y más concretamente por el propio Zapatero, que hubiera preferido, sin ninguna duda, un pacto con el PNV aunque eso hubiera supuesto ceder la Lehendakaritza a los nacionalistas.
Pero también habrá que decir que la ruptura del pacto llega tarde y mal, ya que desde hace tiempo que el lehendakari ha dado motivos más que suficientes para que el PP le hubiera retirado el apoyo. Baste recordar que López fue una de las personas que más presión hizo al Tribunal Constitucional para que permitiera, como así sucedió, presentarse a la marca de ETA, Bildu, a las elecciones municipales de hace un año. López ha sido, asimismo, el que con más ahínco ha pedido al Gobierno de Rajoy que modifique su política penitenciaria en relación con los presos de ETA. Por no hablar de su postura favorable a la liberación del dirigente de Batasuna y, según reciente sentencia del Tribunal Supremo, miembro de ETA, Arnaldo Otegui. Todas esas actuaciones del lehendakari no le parecieron al PP suficientes para romper el pacto y sin embargo ahora lo han hecho diciendo que la gota que ha derramado el vaso ha sido el que el Gobierno Vasco haya decidido recurrir ante el Constitucional los ajustes decididos por el Gobierno central en materia educativa y sanitaria.
Dentro de pocos meses habrá unas elecciones vascas de las que previsiblemente saldrá una amplia mayoría nacionalista formada por los escaños del PNV y de la marca de ETA que plantearán un desafío independentista al Estado de primer orden. Eso forma parte también de la herencia de la etapa de Zapatero que se empeñó -dentro de su proceso de negociación política con ETA- en legalizar al brazo político de la banda terrorista antes de que esta se disolviera y entregara las armas. De esa política ha sido también impulsor y responsable Patxi López que durante tres años contó con el apoyo del PP. Que cada uno saque sus conclusiones.
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Cayetano González