Se han dicho muchas tonterías sobre la entrevista que Rajoy y Merkel, a petición de ésta, celebraron este fin de semana a bordo del «First Lady» por aguas de Chicago. La circunstancia fue además muy bien aprovechada por el presidente del gobierno que sí asistirá a la cumbre que celebrarán Alemania, Francia, Italia en junio para buscar puntos comunes acerca de mantener la austeridad e incorporar algunas medidas que ayuden al crecimiento económico. No que la sustituyan, porque no sólo no es posible sino que no es positivo. Además, hoy miércoles hay cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Bruselas y Rajoy se entrevistará con el recién elegido presidente de Francia, Hollande. Y más, en septiembre la canciller alemana visitará España rodeada de empresarios y futuros inversores en nuestro país.
Creo sinceramente que hay motivos para la esperanza. Lo aseguran los grandes empresarios de este país que mañana harán público un informe según el cual en 2013 comenzaremos a ver la luz y la economía española podría crear 700.000 puestos de trabajo. Claro, que hay que seguir con las reformas estructurales y con los ajustes, pero se están sentando las bases para ese futuro crecimiento económico que traerá la creación de empleo. En los próximos días se culminará la importante operación de pago a proveedores y la transparencia y posterior saneamiento del sistema financiero.
Hay agoreros a mansalva. Hay aún demasiadas cosas para la preocupación, sobre todo el asunto del desempleo. Sin embargo, empiezan a vislumbrarse razones para la esperanza. Y, sobre todo, parece que España vuelve a ocupar el lugar que le corresponde y que nunca debió abandonar. Hollande puede empezar a preocuparse. Rajoy no me extrañaría nada que ocupara el hueco dejado por Sarkozy al lado de la primera dama. Es lo mejor que le puede pasar a una España deshecha, descorazonada y deprimida. Saber que nos gobiernan personas que están haciendo cosas y que sólo les importa que España abandone el abismo, a pesar de las críticas y de las burdas patrañas. Lo estarán contando mal, pero me parece más importante hacer. Ahora es cuando pueden, sin las manos atadas y sin bajar la guardia ni la cabeza por las críticas. España no se merece, ni se merecía lo que le ha ocurrido, lo que le han infligido los que ahora cínica e hipócritamente no ayudan y nos siguen tomando por tontos.
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Carmen Tomás