El residente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, tienen previsto reunirse en la tarde de este viernes en el Palacio de la Moncloa para tratar, se supone, de la difícil situación económica que atraviesa España y que ha colocado de «facto» a nuestro país al borde del rescate financiero por parte de Bruselas. También se supone que Rajoy y Rubalcaba tratarán sobre la renovación de algunas instituciones del Estado donde es imprescindible el acuerdo del PP y del PSOE como es el caso del Tribunal Constitucional que acaba de dar un ultimátum para que se alcance ya ese acuerdo.
Que en la delicadísima situación que vive España sea noticia que se reúnan el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, da idea de hasta qué punto se ha deteriorado en estos años el espíritu de consenso en torno a lo que se ha denominado las grandes cuestiones de Estado que si hubo en los primeros años de nuestra transición democrática, y que con diferentes altibajos se mantuvo con los gobiernos presididos por Felipe González y José María Aznar. Fue en la etapa de Zapatero en la Moncloa -con el famoso «cordón sanitario» en torno al PP- cuando ese consenso se rompió de forma abrupta. Y de esos polvos vienen esos lodos.
El PP y el PSOE representan juntos en torno al 80% de la ciudadanía. El resto se reparte entre dos partidos también de ámbito nacional tan distintos como IU y UPyD y los partidos nacionalistas del País Vasco, Cataluña, Galicia y Canarias. Por eso sería muy aconsejable que ante los momentos tan delicados que estamos viviendo, no solo por la gravísima situación económica, populares y socialistas vayan recuperando poco a poco ese espíritu de acuerdo, anteponiendo los intereses generales de España a los suyos propios.
En ese esfuerzo de consenso y acuerdo siempre he defendido que quien tiene que hacer el mayor ejercicio de generosidad hacia su rival político es quien está en el poder. Es decir, en las circunstancias actuales, le toca a Rajoy tomar la iniciativa y no sirve como excusa para no hacerlo el recordar el comportamiento de Zapatero. En este tipo de cuestiones, las personas cuentan mucho. Rajoy viene muy «escaldado» de la etapa en la que estuvo en la oposición y ahora cuenta con una holgada mayoría absoluta. El segundo porque tiene ya muchas «conchas» en su larga trayectoria política y además, su liderazgo interno en el PSOE no salió muy fortalecido tras la victoria por la mínima ante Carme Chacón. Pero aunque estas dificultades sean reales, mucho más lo es que la situación de España requiere en los momentos actuales dejar a un lado los habitualmente ramplones intereses partidistas. La gran duda es si ambos, el PP y el PSOE, Rajoy y Rubalcaba sabrán estar a la altura de las circunstancias. Por el bien de todos, esperemos que sí.
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Cayetano González