domingo, noviembre 24, 2024
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Gibraltar se nos sube a la chepa, ahora quieren el mar

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Buena labor tiene por medio el ministro García-Margallo para resolver las tensiones y los últimos conflictos que Gibraltar ha provocado en los últimos días. Seguramente, nos encontramos en el momento de mayor tensión diplomática desde que se cerrara la mítica verja o desde que en 1940 España abatiera un avión que quería a aterrizar en la terminal de la Roca, por violación de su espacio aéreo. Que nuestros pescadores no puedan faenar en nuestras propias aguas y que día tras día las autoridades gibraltareñas obliguen a volver a puerto a nuestros barcos con las redes vacías no puede quedar impune, nos basemos en el Tratado de Utrech o en la coherencia más absoluta.

Londres y Madrid abogan porque pescadores y Gibraltar lleguen a un acuerdo. Pero la realidad es otra. Mientras España aprovecha cualquier oportunidad diplomática para reclamar el territorio de Gibraltar, la aún colonia británica tiene otros objetivos, el reconocimiento oficial de las 3 millas de agua. ¿Y en virtud de qué? Nuestros vecinos se escudan en el Tratado de Utrecht para lo que les interesa. Por un lado, amenazan con que según este Tratado firmado en 1713, Gibraltar es colonia británica hasta la perpetuidad. Vamos, que cualquier aspiración de España a recuperar el Peñón y alrededores, queda totalmente anulada si se acogen al Tratado. Para esto sí se escudan en La Paz de Utrecht.

Pero, ¿qué pasa con las aguas? El Tratado de Utrecht sólo especificaba la cesión por parte de España a Gran Bretaña de la entera y plena propiedad de la ciudad, los castillos, puerto, defensas y fortalezas. Del mar no se habla absolutamente nada. Y claro, eso no le interesa a Gibraltar, que ahora se escuda en que allá por 1713 se imponía la conocida ‘ley del cañonazo’ para establecer el límite de las aguas territoriales. Esta ley lo que en realidad decía es que se otorgaba a la costa el espacio marítimo que podían alcanzar las balas. Ahora quieren las tres millas de territorialidad marítima, apelando a la Ley del Mar.

España no puede volver a mirar hacia otro lado. Gibraltar, sin ánimo peyorativo, es una colonia británica según el Tratado de Utrecht y además así lo sienten ellos y así hay que respetarlo. Pero entonces, lo que no deben olvidar ni obviar ellos es que no tienen ninguna territorialidad sobre esas aguas. Utrecht no debe estar obsoleto según las aspiraciones gibraltareñas. Esas tres millas son de España y no pueden ejercer ninguna titularidad sobre las mismas, ni echar a nuestros pescadores, que al fin y al cabo no hacen más que faenar en aguas españolas.

Editorial Estrella

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