Para empezar, el G20 no son 20 sino 21 los países que lo integran. Porque incluye al G8, o sea, Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Rusia. Más México, Brasil, Argentina, Sudáfrica, Turquía, India, China, Indonesia, Corea del Sur, Arabia Saudí, Australia y la Unión Europea, como unidad ¿? En total 20. Pero como España acude a las cumbres como invitada permanente, desde hace algunos años, el número es de 21.
El G20 es un foro informal de cooperación y consultas conformado por las autoridades financieras de los países más industrializados del mundo y un grupo de naciones emergentes. Su objetivo es promover el análisis y revisión de los temas relacionados con la economía global. Y eso está muy bien. El mundo está lleno de foros internacionales de buenas intenciones y a mí me encantan los hombres de buena voluntad.
Pero el problema no lo tenemos con estos 20 países, si exceptuamos a Argentina. (Por cierto, ¿qué hace ahí Argentina si está en la más absoluta de las ruinas? Argentina ni está industrializada ni es emergente. Cosa más rara).
El problema lo tenemos con los que invierten en nuestra deuda. Con unos viejecitos de Finlandia que tienen sus ahorros en un Fondo de Inversión, con las enfermeras de Pensilvania que tienen otro Fondo, o con un sindicato de estibadores de Sidney que tienen sus planes de pensiones en otro Fondo, por poner tres ejemplos. Todos ellos administrados por gente que no se fía de nuestras reformas ya que a los viejecitos finlandeses, a las enfermeras americanas y a los estibadores australianos no les gusta perder ni un céntimo de sus ahorros.
Está bien que Rajoy se reúna con toda esta gente del G20, pero va a volver con los pies fríos y la cabeza caliente.
El problema lo tiene Rajoy en España. Y lo tiene que resolver en España. Y hasta que no lo resuelva no nos creerán. Y ese problema se llama ‘Estado Autonómico’.
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La sonrisa de la avispa