El 23 de enero de 1995 el joven dirigente del PP de Guipúzcoa Gregorio Ordóñez fue asesinado mediante un tiro en la nuca mientras comía en un bar de la parte vieja de San Sebastián en compañía de otros compañeros de su partido, entre ellos, la que luego fue presidenta del PP de País Vasco, María San Gil. Así relató en su momento la propia San Gil el crimen cometido por el etarra Javier García Gaztelu: «Vi que pasaba la mano por encima de Enrique Villar (otro de los comensales) y apoyaba una pistola sobre la cabeza de Gregorio. Lo siguiente fue un ruido seco y vi que un borbotón de sangre le salió a Gregorio por el pómulo izquierdo».
Diecisiete años después de aquel asesinato, la hermana de Gregorio, Consuelo Ordóñez, ha tenido el coraje de mantener una reunión en la cárcel alavesa de Zaballa con uno de los colaboradores del «comando» de ETA que cometió aquel asesinato, Valentín Lasarte. Dos horas de un «cara a cara» que no hace falta ser un adivino para suponer que debió de resultar muy duro para Consuelo y que sirvió para desenmascarar la vaciedad y la artificiosidad de la denominada «vía Nanclares» puesta en marcha por el anterior Gobierno de Zapatero y seguida incomprensiblemente de una forma mimética por el Ejecutivo de Rajoy, que hace unas semanas anunció a través del Ministerio del Interior un plan de reinserción de presos que fue rechazado por los principales colectivos de víctimas del terrorismo, entre ellos, COVITE, al que pertenece la hermana de Gregorio.
Consuelo Ordóñez ha contado después del encuentro con el etarra Lasarte que este le confesó que nadie de la administración penitenciaria le había dicho que tenía que colaborar con la Justicia y que incluso desconocía que eso fuera un requisito para acceder a beneficios penitenciarios. Sobre el perdón, parece ser que Lasarte se lo pidió a su interlocutora, a lo que está le respondió de la única manera posible: que quien tendría que perdonarle no podía hacerlo porque estaba muerto.
Al consejero de Interior del Gobierno Vasco, el socialista Rodolfo Ares, no le ha gustado que Consuelo Ordóñez haya puesto en entredicho estos encuentros entre víctimas y verdugos auspiciados por el Ejecutivo de Patxi López y a los que se ha sumado de forma incomprensible el Ministerio del Interior dirigido por el inane ministro Fernández Díaz. Ares que ha calificado de «circo mediático» el encuentro y la rueda de prensa posterior de Consuelo Ordóñez. Y eso lo dice un socialista vasco que se reunión con Otegui un montón de veces en el santuario de Loyola para negociar cuestiones políticas durante la tregua de ETA del 2006. Hace falta mucha desvergüenza para criticar de esa manera a una víctima del terrorismo, pero es que hace tiempo que los socialistas vascos han perdido el «oremus». Así les va en las encuestas de cara a las próximas elecciones vascas.
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Cayetano González