La izquierda española, en general, no pasa por su mejor momento. El PSOE ya no es el PSOE que son dos o tres. E IU ya no es IU sino que son cinco o seis.
En IU está, por ejemplo, la responsable que apoyó y apoya al Gobierno de Extremadura para que pudiera llegar allí la Transición. Está también la de Diego Valderas en Andalucía que, a su vez, se subdivide entre los que están en el Gobierno y van en Audi y los utópicos hasta la ridiculez de Sánchez Gordillo.
Luego está la IU melonera de Cayo Lara, que aún creen en la revolución agraria, y que convive con la fina finísima y delicadísima de Llamazares. También está la asturiana que vive en el siglo pasado (el de las minas) y, por último, está la IU de los dinosaurios que trata de reconstruir Julio Anguita.
Lo de Julio Anguita es tan curioso como fantástico. El caso es que, de pronto, nos hemos dado cuenta de que Anguita vive (políticamente hablando). Y se siente tan vivo que el hombre anda por ahí, como un Lázaro cualquiera, queriendo ser joven, usando un lenguaje aparentemente joven con el que intenta cambiar el término ‘indignados’ por el de ‘puteados’ y anunciando el apocalipsis, cuando lo que quiere hacer, de verdad, es liderar el 15M. El primitivo 15M, claro. Aunque la mayoría del Movimiento no sepa siquiera quién es. Son cosas de la edad.
Pero esta izquierda tardocomunista es menor y me interesa poco. Vive a la sombra del PSOE como vive el pez rémora junto al tiburón y me parece una anticualla. A mí lo que me preocupa es que el PSOE siga perdido desde la dimisión de Felipe González, ya que ni Almunia, ni Zapatero, ni Rubalcaba le han encontrado su sitio.
Ahora, Alfredo P. Rubalcaba ha vuelto a cambiar su manera de hacer oposición y anda apuntándose a los éxitos de esa nueva izquierda francesa que aún no sabe de qué va la vaina, entre otras cosas, porque a François Hollande aún no le ha dado tiempo a enterarse. Pero algo tiene que hacer Rubalcaba para buscar una sombra con la que le está cayendo aunque vuelva a dejar al partido con el trasero al aire.
El PSOE está tan desairado que medio partido le está segando la hierba bajo los pies a su líder y el otro medio conspira contra él. Hasta Tomás Gómez, que es el político más desprestigiado del PSOE, es capaz de levantarle la voz.
Y todo por su falta de identidad como tal. Por su falta de ideas claras. Por no saber qué es. Ni siquiera ideológicamente.
Me temo que la única solución que le va a quedar al PSOE para encontrarse así mismo es la refundación. Porque si la solución pasa por quitar a Rubalcaba y poner a Carme Chacón, apaga y vámonos.
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La sonrisa de la avispa