La primera muerte política tras el patinazo del PP en las elecciones andaluzas ha sido Javier Arenas. Por él se condicionó toda la reforma que Rajoy está llevando a cabo y, como consecuencia de ello, todo se está haciendo tarde y mal. La criba no podía esperar. Había que sacrificar al culpable y se ha hecho. La causa de la causa ha caído. Ahora queda por saber si aquel error de cálculo político y que tantos problemas está trayendo se va a seguir llevando por delante a más gente o no.
Yo creo que sí. Pienso que Rajoy, si quiere continuar con sus reformas y abordar la más dura, que es la que corresponde al modelo de Estado, debería sacrificar a varios de sus ministros en septiembre.
Ya hay más de uno quemado y es necesario que coja un segundo aire para que él mismo no termine achicharrado. Pero no hay que rasgarse las vestiduras. Es normal que algunos miembros del Gobierno se hayan inmolado. Han tenido que tomar decisiones muy duras y complejas, algunas de ellas, malvendidas y ello conlleva un desgaste tremendo. Por eso, ahora toca crisis de Gobierno.
Es cierto que había que meter la tijera porque el olvidable Zapatero fue el mayor desastre de la Historia de España y se gastó, en los últimos tres años, un 20% más de lo podía y tenía, aunque nadie ahora quiera recordarlo. Y es incuestionable también que mucho de ese gasto se lo permitió a las CCAA en una especie de barra libre absurda y desmesurada. Por lo tanto no es menos cierto que Rajoy tenía la obligación de poner freno a la locura y que en esa pira se hayan inmolado algunos ministros.
Ahora es inevitable abordar la reforma el modelo de Estado. Y para ello es necesario otro equipo. Con el actual Gobierno sería muy difícil porque no va a ser fácil reformar el Estado de las Autonomías cuando están acostumbradas a ir a su bola. Sirva como ejemplo que de seiscientas empresas que tenían que haber cerrado para ahorrar, únicamente, se han cerrado dos y que, incluso, dos autonomías del PP se han sublevado contra el objetivo del déficit (lo de Castilla y León es incomprensible).
Todo el estado autonómico está desmadrado. Ayer mismo, Arturo Pérez Reverte puso sobre la mesa datos espeluznante a través de su cuenta de twitter que incendiaron la red social. Según el escritor y académico, mientras Alemania, con una población de 80 millones de personas, cuenta con 150.000 políticos, España, con 47 millones de habitantes, cuenta con 445.000 políticos. Increíble, digo yo. Y siguió tuiteando: «¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)?». Yo digo que para nada. ¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? Yo creo que sólo para gastar 90.000 millones de euros.
Pienso, señor Rajoy, que ahí aún hay mucha tela que cortar. Pero para llevarla a cabo necesita gente nueva porque debe consensuarla con el PSOE. Aproveche que está Rubalcaba.
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La sonrisa de la avispa