Los mercados exigen más a España y se nos acaba el tiempo. El viernes fue realmente un día negro. No sólo el IBEX se cerró con la mayor caída en dos años, sino que el bono a 10 años superó el 7% y la prima de riesgo los 600 puntos. Si el BCE no hace nada la semana que viene, muchos creen que se acabó lo que se daba. España podría ser intervenida de facto y de iure. Por si fuera poco, la Comunidad Valenciana ha pedido ayuda para pagar sus gastos elementales y Cataluña presiona con declararse en suspensión de pagos. La situación no puede ser peor. Ya no es sólo difícil y complicada. Ahora, como dijo el ministro de Hacienda en el Congreso no hay dinero en la caja para pagar la nómina más allá de agosto. Las medidas que se han tomado son las que hay que tomar, pero parecen insuficientes si los mercados siguen presionando el coste de la deuda.
En las nuevas previsiones para el año que viene, el gobierno ha tenido que reconocer un coste de 9.000 millones de euros adicionales para este capítulo de pago de intereses. ¿Nos dejarán caer y nos tomarán las medidas que el gobierno hace lo posible por no tomar? Hablamos del despido de empleados públicos, del atraso de la jubilación o de la reducción de la duración y el importe del subsidio de desempleo. Una vez más el lunes va a ser decisivo. Las próximas horas serán el test de si Europa está por la labor de dejar caer a España y quizás al euro como lo conocemos o por el contrario el BCE actúa a instancias de Merkel dando una oportunidad a un gobierno que está tomando medidas en contra de su programa y que cada vez enfada y saca más gente a la calle.
La oposición no está colaborando. De hecho, el PSOE causante de esta situación crítica de nuestra economía se ha puesto al frente de la manifestación con un discurso radical, pero vacío de ideas. Parece mentira que un partido con aspiraciones de gobierno se esté comportando de esta forma tan irresponsable. De lo que nadie duda es de que el futuro de los españoles está en juego. También el empobrecimiento más duro y generalizado en décadas.
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Carmen Tomás