La vicepresidenta del Gobierno, en la rueda de prensa del viernes, aseguro con contundencia que «ni va a haber rescate, ni es una opción». Lo afirmó sin matiz alguno y con la seguridad propia de quien controla todos los elementos. Desde luego era y es impensable que la vicepresidenta o cualquier otro miembro del Gobierno dijera lo contrario pero hay experiencias demasiado reciente que aconsejan, cuando menos, una pizca de prudencia.
Está en la memoria de todos está la rotundidad con la que se descartaba el rescate al sector financiero dañado por la crisis y ese rescate está ahí, pendiente de concretar los últimos flecos y de que el insoportable calendario de UE lo haga realidad tangible.
Es verdad que desde que Draghi habló deslizando lo que a dia de hoy no es más una declaración de voluntad, nuestra prima de riesgo se ha relajado y la bolsa. Vivimos unas jornadas de cierto respiro pero en esta crisis en la que ni siquiera lo que mas saben se atreven a hacer juicios de futuro son los ciudadanos los primeros que se plantean todos los escenarios. El único descartado _que no es poco_ es que el euro vaya a desaparecer. El euro como moneda única está a salvo. Todo lo demás y de manera especial España, no está a salvo de nada.
El alivio proporcionado por Draghi es solo eso. Un alivio que si se concreta en compra de deuda rebajará nuestros intereses que son inmensos, pero la compra no será eterna y si se produce, con toda seguridad habrá más condiciones, algunas de ellas ya sugeridas por el FMI_más subida del IVA y control férreo del gasto autonómico que con seguridad ahondarán aún más en el maldito bucle en el que nos encontramos. Otra opción es que el Gobierno acuda al fondo de rescate y, efectivamente, hoy por hoy no es una opción que el Ejecutivo maneje. Al contrario. Hace lo posible e imposible para evitar tener que dar ese paso pero ¿se puede descartar de forma contundente?
Nada se puede descartar con más de cinco millones y medio de parados, con el crédito cerrado, con lo autónomos ahogados por impuestos, con unas previsiones de recaudación que difícilmente se van a cumplir. Nada se puede, ni se debe descartar, porque nadie -ni los mas enterados- sabe lo que nos depara el futuro. La vicepresidenta tampoco por muchos datos que tenga encima de la mesa.
El FMI nos dibuja un futuro -más recesión, más paro y mucho tiempo por delante hasta que podamos comenzar a ver salida alguna- que el Gobierno no desmiente y que trata de sortear como mejor sabe y puede.
El rescate o como se le quiera llamar está ahí. Hace un año era algo impensable y hoy -y no por culpa de Gobierno- es una posibilidad que la realidad aconseja no descartar con contundencia . La jerga política ofrece amplísima posibilidades de decir lo que se quiere decir sin pillarse los dedos. Ojalá la vicepresidenta tenga razón. Ojalá el rescate no sea nunca opción pero visto lo visto y ante los nubarrones que nublan nuestro futuro le diría a la vicepresidenta que en política, como en la vida, nunca diga nunca jamás. Es solo una sugerencia.
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Charo Zarzalejos