Cada día que pasa entiendo menos a este país. O, mejor, cada día que pasa entiendo menos a los españoles. Parece como si a la mayoría les gustase regodearse en el drama.
Desde hace cuatro o cinco semanas de lo único que se habla en España es de cataclismos. De desastres. De ruinas. De desdichas. Todo son malas noticias. Si baja la bolsa y sube la prima de riesgo, malo. No somos nadie. Si sube la bolsa y baja la prima de riesgo, peor. ¿A cambio de qué se produce? ¿Qué hemos cedido? Masoquismo puro.
En España ya no hay respiro para nadie en medio de rumores y contra-rumores. Ni siquiera los españoles creen en ella. Son españoles a su pesar, que decía Cernuda. Todo son quejas. Todo son lamentos. España, o al menos más de media España, se ha convertido en un inmenso teatro en el que muchos ejercen la vieja profesión de plañideras. Dramaturgos histriónicos. De profesión, quejarse.
Y, mientras unos se quejan, otros tienen la necesidad de hacerse notar. Traspasar la tragedia a la calle. Cortándolas a capricho. Para provocar caos imaginados. Protestando porque se les ha obligado a hacer un sacrificio menor. Insolidariamente. Hasta los taxistas pierden la compostura y se vuelven violentos cuando su problema lo podrían resolver ellos mismos. Y, además, de una manera ciertamente fácil.
Las autonomías desobedecen. Los catalanes, por su parte, amenazan con separarse en un intento de meter más presión ¿Y a dónde van a ir los catalanes si ‘deben’ hasta callarse? Nadie se para a pensar que el Estado de las Autonomías agoniza. Mejor, ha muerto ya. Posiblemente, uno de los grandes problemas que tenemos es que somos incapaces de enterrarlo.
Y luego, están los cuchicheos de cambio. Y se habla de ministros quemados y que van a ser sustituidos de inmediato porque alguien ha visto comer a Aznar con no sé quién.
Incluso, el sindicato unificado, domado por Ángela Merkel, pide un referéndum no se sabe para qué porque no saben hacer otra cosa.
Y un poco más allá unos evidentes vídeos del PSOE que cuentan lo que el Gobierno reconoce pero que, a falta de grandeza, regodean en la miseria.
Nadie hace nada. Y a nadie-nadie se le ocurre pensar y decir que saldremos de esta. Bueno, a unos pocos. Sólo unos pocos creen (creemos) que España es una gran nación que, coyunturalmente, está atravesando un mal momento pero que tiene un gran potencial económico y que se recuperará. Es más, pienso que hoy va a empezar esa recuperación.
Porque, hoy, Rajoy se reúne con los barones del PP, con los presidentes de las CCAA en las que Gobierna el Partido Popular, para ponerles las pilas. Y para decirles que ya vale de llorar. Que se puede salir de esta.
Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.
La sonrisa de la avispa