Impresentable es lo más suave y fino que se me ocurre en este momento para calificar la decisión de Cataluña de plantar al gobierno en la reunión del Comité de Política Fiscal y Financiera de ayer por la tarde. La falta de responsabilidad de los gobernantes de Cataluña queda patente con esta acción que pone a España a los pies de los caballos en un momento crucial. Las cuitas, el victimismo al que nos ya nos tienen acostumbrados ha llegado a su punto más álgido en el peor momento. Europa nos vigila, los mercados nos examinan cada minuto, cada hora, cada día y el espectáculo está garantizado. Un gobierno de España al que una región directamente se le revela poniendo en peligro los objetivos comprometidos.
Estamos a las puertas de una reunión cumbre del BCE y España, porque es el país el que responde, da la nota de desvarío, de descoordinación, de reino de taifas. Habíamos logrado ver a los responsables del PP de los gobiernos autonómicos haciendo piña, comprometidos con el objetivo de déficit y apostando por la eliminación de incluso del número de parlamentarios autonómicos, cuando ha saltado la liebre. Cataluña quiere ser un verso suelto en una España que necesita más que nunca dar imagen de unidad, de país que quiere esforzarse para salir de una de sus crisis más graves.
Como decía ayer el economista Alberto Recarte, el Gobierno debería dejar que comunidad autónoma que no pueda pagar con sus ingresos los gastos contraídos que suspenda pagos y explique a sus ciudadanos de dónde va a sacar, de dónde va a cortar para hacer frente a los pagos comprometidos. Se tienen que acabar los paños calientes y las ayudas. Cataluña en este sentido se lo está poniendo fácil al gobierno. Estás en suspensión de pagos -ya han anunciado que este mes de julio 100.000 personas dedicadas a tareas sociales en geriátricos y centros de día no cobrarán su nómina- pues cuéntenos de dónde va a sacar los recursos en agosto si tiene cerradas, como todas las comunidades autónomas el grifo de la financiación que provenga del gobierno central. Sólo podemos esperar un golpe de mano del Ejecutivo que ponga firme a todo el que por intereses, sean cuales sean, rompa la unidad de España en un momento vital para los españoles.
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Carmen Tomás