La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha vuelto a adelantarse a los demás presidentes autonómicos. Su visión sobre la realidad de España, guste o no guste, va siempre tres pasos por delante del resto. Y, además, acertando plenamente. Así, en la reunión de barones del PP y líderes autonómicos populares de ayer, Aguirre ha asegurado que la organización territorial del Estado «necesita ser revisada» y sin demora.
Cuando todo el mundo habla de rebajar partidas presupuestarias para ahorrar, Esperanza apuesta directamente por un cambio en el modelo. Nada de seguir poniendo parches. Yendo a la raíz del problema. Proponiendo llevar a cabo las reformas legislativas necesarias que permitan a las comunidades autónomas cumplir con sus objetivos.
Mientras que los demás presidente autonómicos andan agarrándose al sillón buscando soluciones imposibles y poniendo paños calientes a una situación insostenible, la Presidenta de la Comunidad de Madrid vuelve a hacer un ejercicio de responsabilidad y de españolidad. En su opinión, el actual modelo autonómico ha supuesto que los gobiernos regionales se encuentren con un problema que, «simple y llanamente», no tiene solución, porque la ley les obliga a prestar unos servicios a los ciudadanos que las comunidades autónomas no pueden pagar. Una realidad incuestionable.
Hoy mismo, la Generalidad catalana ha confirmado que no tiene dinero para geriátricos y dependientes. Y lo más insólito es que, para justificar su mala cabeza, le vuelve a echar la culpa a una España madrastra que, dicen, la tiene abandonada cuando los números aseguran todo lo contrario, que ya les vale.
Lógicamente, como solución proponen la independencia fiscal. Los autonomistas nunca se cansan de pedir.
Pero la solución es otra. Es la que propone Esperanza Aguirre. La que ya propuso el pasado mes de abril a Rajoy en Moncloa cuando le planteó la devolución al Estado de las competencias de Justicia, Sanidad y Educación al Estado, para adelgazar la Administración y ahorrar unos 48.000 millones de euros.
Una propuesta, por cierto, que es la que reclama el 80% de los españoles. Y toda Europa.
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La sonrisa de la avispa