lunes, noviembre 25, 2024
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Aquí puede pasar de todo

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El profesor Antón Costas ha resumido los grandes problemas de España en pocas palabras. El primer problema es el elevado endeudamiento, cuya causa inicial fue más el sector privado que el sector público; el segundo, el sobrecoste o prima de riesgo que el Tesoro español está pagando para financiar ese endeudamiento en los mercados privados de capitales, y el tercero, la débil competitividad de España en el mundo. La combinación de todos esos males es lo que limita la capacidad de crecer y, por tanto, de crear empleo, que es lo que le preocupa a la gente.

Mejorar la competitividad depende de los españoles, pero las demás cosas no solo de los españoles: también de la eurozona, es decir, de Alemania, que controla el Banco Central Europeo como si fuese suyo. Dicho de otro modo: hay una parte de la prima de riesgo que corresponde a España y otra al conjunto de la eurozona, por las propias debilidades del euro. Si el BCE asumiera esto debería aliviar la financiación de España, cuya economía en recesión no puede soportar durante mucho tiempo costes financieros del 6-7%. Pero, de momento, se resiste a hacerlo y cuando habla de echar una mano parece más bien una mano al cuello del moribundo. En palabras del  presidente del BCE, Mario Draghi, a España le aguarda una condicionalidad «estricta y efectiva», que se suma a la asociada a la línea de crédito de hasta 100.000 millones para sanear y recapitalizar el sistema financiero. Traducido: más ajuste y, en consecuencia, más recesión. Pero por ahí no se llega a ninguna parte, por mucho que haya un segundo rescate.

Ante esa tesitura, el Gobierno de Rajoy debe escoger entre más sacrificios de sus ciudadanos para seguir en el euro o salir del euro. Para lo primero apenas hay margen -la naranja está tan exprimida que suelta poco zumo- y de lo segundo nadie quiere hablar, temiendo consecuencias terribles en términos de empobrecimiento general de España, fruto de lo que sería una devaluación sin precedentes. ¿Solución? Alemania. ¿Clave a favor? EE UU y el FMI. Y no por solidaridad con España, sino por su propio interés: la eurozona está adentrándose en una nueva recesión que amenaza a la economía de EE UU, donde Obama tiene pronto elecciones. Echarle una mano a España y a Italia tiene un precio, pero aun siendo alto puede ser inferior al de contaminar la eurozona y EE UU, cuya interdependencia es muy grande. Lo dicho: aquí puede pasar aún de todo.

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José Luis Gómez

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