martes, noviembre 26, 2024
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La «agostidad»

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Ha sido la portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, la que ha hablado de «agostidad» al referirse a la obligación que, al parecer van a tener los inmigrantes en situación ilegal y otros colectivos de pagar para acceder a la tarjeta sanitaria que a su vez les va a permitir utilizar la sanidad pública y ello en virtud del decreto publicado en el BOE con fecha 4 de Agosto; es decir, con «agostidad», según diría la portavoz socialista; aunque de la figura de los «convenios» ya habló en su día la ministra Ana Mato.

También con «agostidad», exactamente el día 15, finaliza el llamado plan PREPARA, en virtud  del cual aquellos que ya han acabado con todas las prestaciones reciben 400 euros mensuales. De momento, el Gobierno no ha dicho nada, de lo que cabe deducir que es muy posible, y desde luego deseable, que en absoluto las van a anular. Bastaría que en el Consejo de Ministros previsto para el día 24, el Ejecutivo diera su  visto bueno para que ninguna persona se viera desprovista de esta ayuda.

En ambos casos  y desde el PSOE, se han lanzado voces de alarma y en ambos casos hay también algo de «agostidad».

Está por ver en que quedan los famosos convenios, sobre todo los que afectan a personas que bajo ningún concepto podrían pagar 700 euros y que va a ocurrir con el plan PREPARA. Sobre este extremo, ayer el portavoz popular, dijo que la semana que viene, el Gobierno se va a pronunciar y hay que esperar que sea en sentido positivo. Es verdad que estamos con el agua al cuello y que administrar pobreza no es fácil, pero si ya estamos mal no vamos a estar mucho peor por el hecho de muchos conciudadanos tengan un mínimo para vivir. De acuerdo con algunas estimaciones, prorrogar el plan PREPARA supondría un coste de 500 millones.

Aquí ya no cabe hablar de chocolate del loro porque hasta el último euro es importante y precisamente por ello, porque es importante, lo urgente es gastarlo bien y no se me ocurre mejor inversión, mejor destino que el dirigido a aliviar la situación límite de miles y miles de españoles.

No son tiempos para la demagogia y si para meter orden y concierto en nuestra administración, en la prestación de servicios y en el gasto público, pero a muchos se nos antoja casi insoportable la no atención a los más desfavorecidos. El Gobierno de Rajoy no es un gobierno de insensibles, ni de «sacamantecas» y esta «agostidad» le está perjudicando permitiendo que se mantenga la incertidumbre y la confusión en torno a asuntos de especial sensibilidad social.

Es en estos momentos en los que se echa en falta la figura del «ministro portavoz»; ese que cuando habla se le reconoce autoridad, que está a la que salta, que sortea la «agostidad». No están las cosas para que hablen, sin saber muy bien lo que tienen que decir, los que se quedan de guardia que para colmo, como el caso del señor Monago, en lugar de poner sensatez se despacha con ocurrencias como por ejemplo que los médicos paguen de su salario los tratamientos a los inmigrantes en situación ilegal.

El Presidente del Gobierno tiene derecho a unos días de vacaciones, bien austeras, por cierto, pero el Gobierno como tal no se puede permitir el lujo de la no presencia constante. Los asuntos que ocupan esta implacable «agostidad» son especialmente relevantes que requieren aclaraciones urgentes y soluciones justas. En cierta ocasión escuche decir que en esta vida «hay que hacer lo que se debe aunque se deba». Pues eso.

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Charo Zarzalejos

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