¿Cuánto cuesta una medalla olímpica para el deporte español? ¿Y de cuánto dinero vamos a disponer para buscar éxitos en los Juegos de Brasil 2016? Seguramente la mayoría de los que siguen el deporte cuando hay algún gran espectáculo pensará que España ha hecho un gran papel en los Juegos Olímpicos de Londres. Los dirigentes deportivos, si hacen una leve autocrítica, y quienes siguen el deporte más de cerca, saben que hemos estado más cerca del fracaso rotundo que del éxito. Son los peores resultados desde Barcelona 92.
Los éxitos más importantes han venido en deportes minoritarios -piragüismo, taekwondo, vela, lucha, natación sincronizada, gimnasia rítmica y en natación casi todo lo logró una sola mujer- que sobreviven de mala manera y que apenas tienen ningún espacio en las televisiones o en la prensa deportiva. Que los éxitos de las mujeres, muy importantes, se han conseguido también a pesar de que hay una clara discriminación hacia ellas. Y que en los deportes más importantes y más profesionalizados, donde hay en juego patrocinios, grandes fichas, etc.- el atletismo, que recibe el doble que el baloncesto, el fútbol, la natación, el tenis, el ciclismo…- solo el baloncesto, el balonmano o el waterpolo han estado a la altura de lo que es exigible: lucha, esfuerzo, tensión, resultados, haya o no medallas… Y lo que viene es para echarse a temblar.
Nadal, Alonso, Gasol, Contador, ‘la Roja’, el Real Madrid, el Barça, los grandes equipos de baloncesto o balonmano… ¿Somos una potencia deportiva o es la casualidad, los grandes presupuestos, los fichajes supermillonarios? Es cierto que el Plan ADO ha conseguido resultados llamativos e interesantes… que parecen haber acabado en Londres y que difícilmente tendrán continuidad por la crisis económica. Pero también es cierto que, salvo excepciones, se ha apostado por el deporte super profesionalizado, por la élite y se ha abandonado el deporte de base en muchas disciplinas. Muchos más españoles ven una televisión plagada de espectáculos deportivos -fútbol, fútbol, fútbol… y luego, si queda tiempo, algo más-, pero la práctica deportiva no ha crecido más que un uno por ciento desde 1992.
Y lo peor, el futuro. Se teme que el Plan ADO quede bajo mínimos por la crisis. Y si no hay becas, atletas, nadadores jugadores/as de balonmano o de waterpolo no podrán mantener esa dedicación casi exclusiva que permite mejorar marcas y prestaciones. Los mejores -ellas en primer lugar- van a tener que salir de España para encontrar trabajo bien pagado y algunas ligas van a tener un nivel de segunda. Por primera vez vamos a «exportar» más deportistas de los que fichamos. En deportes como el atletismo, no se ve el relevo. Y hacer un deportista de élite cuesta, por lo menos, diez años. España tiene el reto de gestionar mejor un presupuesto mucho más bajo. Pero también de dedicar más esfuerzo, más dinero, más protagonismo al deporte de base, a las canteras, a los que empiezan. También la política deportiva se enfrenta a la crisis.
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Francisco Muro de Iscar