Hace tiempo que Bildu convirtió a la provincia de Guipúzcoa en un Parque Temático del Independentismo. Pascual Sala, Pablo Pérez Tremps, Adela Asúa, Elisa Pérez Vera, Eugenio Gay y Luis Ortega cometieron la ignominia de legalizarla y, desde entonces, todo lo que se hace en esa vieja provincia española camina hacia el separatismo. Hoy, es en Guipúzcoa y, mañana, será en Vizcaya. En Álava y Navarra lo tienen más crudo pero estos cocodrilos no tienen prisa. Y más cuando, día a día, avanzan con una política de hechos consumados pese a no tener mayoría de ningún tipo. Pero al PNV le sigue interesando recoger las nueces del árbol que zarandea Batasuna-Bildu-ETA y no hace nada por impedirlo. Como siempre.
El nuevo hecho consumado es que en San Sebastián, en 2013, no habrá toros en su Semana Grande. La fiesta de los toros huele a España y Bildu ha decidido erradicarla. Como los separatistas en Cataluña. No hay ninguna razón de peso. Sólo odio. No importa el valor añadido que le dan a la fiesta. Ni las raíces taurinas de esa Semana Grande. Fuera. Huele a España.
Lógicamente, como no puede justificarlo ante la gran afición donostiarra con el sufrimiento del toro porque Bildu es tan inmoral que no condena los asesinatos de ETA, argumenta la suspensión en razones económicas. Una broma. Entre otras cosas, porque nunca a esta jarca le han importado lo más mínimo las razones económicas. En cualquier caso, sería una contradicción porque los aficionados donostiarras irán a dejarse sus dineros a Francia o a Bilbao o a Burgos o a Vitoria o a Pamplona. Incluso, a Azpeitia o a Tafalla.
La prohibición de los toros es, simplemente, una sinrazón. Una nueva poda de la libertad para los vascos. Y un paso más en el alejamiento del resto de España aprovechando que ahora todo se tambalea.
Y que no me vengan a apoyarle los antitaurinos con sus delirios. El que no quiera ir a los toros que no vaya. Aquí hablo de un problema de libertad. Aunque dicho sea de paso, para mí, los toros son cultura. Como Las Meninas. Como El Guernica. Como el pasodoble “Suspiros de España”. Como la letra de una Jota Aragonesa. Y lo digo desde el respeto que tengo a los que no le gusten los toros, simplemente, porque no le gustan. Sin que necesiten cortarme sus argumentos. Sin más.
Pero eso, en cualquier caso, sería lo de menos. El problema es que no hay quien pare a Bildu porque, con su legalización, los españoles hemos querido convivir con un cocodrilo. Y eso es imposible. Siempre termina comiéndonos a bocados.
La Avispa- Estrella Digital
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La sonrisa de la avispa