Patxi López no es de este mundo. Es más, yo creo que es un holograma. No se ha enterado de nada durante los casi cuatro años que ha estado al frente del Gobierno vasco. Al final va a ser cierto aquello de ‘Patxi Nadie’ que le llamaban en el propio
PSOE.
Ahora, el bueno de Patxi ha convocado elecciones para el próximo 21 de octubre, acortando en cinco meses una legislatura que nació con toda la ilusión del mundo. Iba a ser la legislatura del cambio en el País Vasco. La constitucionalista. Sin embargo, ahora, ha convocado las elecciones para perder. Mejor, casi para desaparecer. Porque los socialistas, según todas las previsiones, van a cosechar los peores resultados de su
historia en la Comunidad Autónoma Vasca.
Si andará perdido este hombre, que se ha presentado, en el acto de la convocatoria, diciendo que ha conseguido “terminar con el terrorismo” de ETA, hecho que también, por cierto, se adjudicó Rubalcaba en la campaña de las generales. Patxi es tan simple que la cita con las urnas la ha hecho coincidir con el primer aniversario del anuncio de “cese definitivo de la violencia” por parte de la banda terrorista ETA, con lo que, una
vez más, los asesinos volverán a conseguir todo el protagonismo de la campaña. Es más, parece que ni siquiera se ha enterado que ETA sigue existiendo y, lo peor, que ha vuelto a las instituciones y que, incluso, puede ganar en las elecciones que acaba de convocar.
Patxi lo ha hecho tan mal que no solo ha sido un desagradecido con el partido que lo sostenía (hay que recordar que sin el PP no hubiera llegado nunca a la Presidencia del Gobierno vasco) sino que ha hecho que el peneuvista Urkullu vaya por la vida de gran conseguidor del País Vasco, ya que López se pasó tres cuartos de legislatura haciendo de florero mientras Zapatero negociaba con Urkullu las transferencias.
Si habrá favorido a los nacionalistas y separatistas que hizo un decreto a favor de la reparación de las víctimas de la violencia policial, con lo que igualaba a víctimas y verdugos, y apostó por el Instituto vasco de la Memoria, que era un cajón de sastre en el que se intentaba justificar la violencia etarra. No se puede ser más inane. Un ‘Nadie’ sin duda que, en la búsqueda de su propia identidad, quiso ser más nacionalista que los propios nacionalistas.
Por eso, con la convocatoria de elecciones para el Parlamento vasco del 21 de octubre, al resto de España sólo le queda prepararse para el aluvión separatista que se le viene encima. Porque, si gana el PNV, en poco tiempo, pondrá sobre la mesa un nuevo Plan Ibarretxe pero a lo bestia, con referéndum incluido. Y si gana Batasuna-ETA (y da igual como le llamen a la nueva marca blanca terrorista) el planteamiento que harán será cercano al llevado a cabo por Kosovo, en el que la banda terrorista proclamará la independencia de la Comunidad Autónoma Vasca desde el propio parlamento autónomo.
Me temo que, como Rajoy no ande listo y siga perdido en temas económicos, el futuro de la nación española se va a poner bastante más feo. Y, por supuesto, muy doloroso.
La Avispa- Estrella Digital
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