Cataluña ha pedido ser rescatada. Increíble. Impensable. Ahora resulta que el Gobierno de la Generalidad del oasis catalán no tiene un euro para pagar sus gastos corrientes y necesita que el Gobierno de la Nación le dé 5.023 millones. Por fin, se retrata, que diría un castizo. El problema es que, en contra de lo que aconseja el ‘seny’ catalán, lo hace escupiendo la mano del que se los va a dar. Exigiendo que se les proporcione la pasta sin condiciones de ningún tipo y advirtiendo que el dinero solicitado ‘es de los propios catalanes’ o, lo que es lo mismo, manteniendo una actitud de soberbia inadmisible.
Lo de los catalanes es algo inaudito. Por un lado, les han inventado una historia paralela y se la han tragado. Y, por otro, se han dejado contar tantas milongas que han terminado creyéndose que el resto de España les roba en base a unos privilegios feudales, como señaló en su día Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Una cosa, por cierto, trasnochada que pasará a la historia auténtica como “pujolismo”.
El bienestar catalán, amigo mío, lo hemos pagado entre todos los españoles desde hace muchos años. Siglos, incluso. Y ya vale de contar la historia como les interesa a su nacionalismo excluyente. Y pongo como ejemplo de ese pago las autopistas (de las que tanto se quejan), ya que se construyeron en tiempos de Franco y fueron financiadas con los Presupuestos Generales del Estado. Pero el discurso nacionalista no tiene memoria.
En cualquier caso, y volviendo a la actualidad, hay que decir que Cataluña no sólo no soporta un déficit fiscal del 8,4% de su PIB -como afirma la propia Generalidad- por culpa de lo que les roba el resto de España, sino que recibe del Estado un 4% más de lo que realmente aporta a las arcas de la Hacienda Pública –referido también a su PIB-.
Y esto no lo digo yo. Esta es una de las principales conclusiones del informe que, hace unos meses, publicó Convivencia Cívica Catalana y en el que se analizaron los criterios utilizados por el propio consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, al elaborar la balanza fiscal para el período 2006-2009 y que se divulgó el pasado mes de marzo.
En el informe de Convergencia Cívica de Cataluña se niega por primera vez el mito de que Cataluña da más al Estado español de lo que recibe a cambio y se describen los artificios contables utilizados por Mas-Colell para lograrlo. Y el caso es que nadie lo ha desmentido.
El informe está en Internet y no hay más que buscarlo o pedirlo a la propia Convergencia Cívica Catalana para conocer los razonamientos en los que se basa para llegar a esa conclusión. Una conclusión en la que, en definitiva, se demuestra todo el falso entramado de mecanismos y artificios contables que llevan a cabo para forzar el déficit de Cataluña respecto a España. Algo que obedece, por otra parte, a la necesidad
política y propagandística en la que se sostiene la gran mentira catalana.
Y a mí me parece bien que el Gobierno de la Generalidad pida dinero al Gobierno de España si lo necesita. Y me parecerá bien, también, que se le dé. A fin de cuenta, por mucho que traten de disimularlo sus dirigentes, Cataluña es una Comunidad Autónoma española más. Pero también me parecería fantástico que esos dirigentes fuesen algo más humildes y, desde luego, menos mentirosos.
La Avispa- Estrella Digital
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