Cuando a los políticos catalanes les entró aquella necesidad perentoria de acabar con la Fiesta de los toros en Cataluña, dije que no era más que un nuevo acto liberticida a favor del separatismo. No tenía otro sentido. Y para confirmar lo que decía, en la ley dejaron que siguiesen celebrándose espectáculos taurinos mucho más penosos para el toro que las corridas como son el toro de fuego o el toro embolado, o el toro ensogado… El ‘bous al carrer’, que dicen por allí… Un espectáculo burlesco y cobardón que no muestra ningún tipo de arte ni gallardía…
Hace poco, los de Bildu han decidido hacer algo parecido en San Sebastián… Pero no porque en la capital donostiarra no gusten los toros sino porque estos políticos consideran que es un paso más para separarse de España, aunque con ello se carguen la libertad.
Lógicamente, tras estas esperpénticas acciones, siempre deduje, insisto, que tanto en Cataluña como en el País Vasco, su antitaurinismo era político. Que tenía y tiene fines políticos. Y que, desde luego, tenía y tiene poco que ver con la realidad social.
Ahora, esta teoría la corroboran las audiencias que ha dado la vuelta de los toros a la 1 de TVE, después de seis años de veto, ya que consiguió 1,2 millones de espectadores con un 12,7% de share. Un dato, muy por encima de la media de la cadena a esa hora que no pasaba del 10%. La emisión de la corrida superó, incluso, los datos de audiencia del concurso familiar “Ahora caigo”, que conduce Arturo Vals, en Antena 3, y que obtuvo el 12,4% de share.
Es cierto que la corrida fracasó en Galicia y Canarias porque, tradicionalmente, los toros nunca han tenido arraigo en estas dos comunidades. Y es normal que fracasase. No les gustan los toros, no los ven. Es la libertad de elegir. Pero también es cierto que, en el resto de España, la cosa era muy diferente y así se ha demostrado.
La antitaurina Cataluña, por ejemplo, registró un buen dato del 9,3%. Pero, en el País Vasco de la Bildu cercenadora de derechos, la corrida fue vista por un 12,9%, una audiencia que estuvo por encima de la media del resto de España. Curioso.
Murcia, por poner otro ejemplo, obtuvo un increíble 24%, Castilla-La Mancha un 19% y en Aragón la audiencia se fue al 18,8%.
Por supuesto, no voy a entrar ahora a discutir con los que no le gustan los toros, con los que creen que es una crueldad o con los que le niegan la mayor al arte del toreo porque son progres y ahora los toros están mal vistos… Negando, incluso, la aportación que grandes escritores, pintores y músicos han hecho al acerbo cultural español con sus obras taurinas. Curiosamente, la mayoría de ellos desde un pensamiento izquierdista. Lo único que hago es reflejar datos.
Sólo me estoy remitiendo a datos.
Y, a partir de ellos, reivindicar la libertad y no la imposición caciquil y politiquera.
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La sonrisa de la avispa