Y por fin, en el día de hoy, Draghi habló y fue consecuente con el Consejo Europeo del 28 y 29 del pasado mes de junio y con sus propios pronunciamientos hasta el día de hoy.
El BCE comprará deuda en el mercado secundario de los países periféricos en cantidades ilimitadas, pero sujeta a la condicionalidad de que los países pidan ayuda a los Fondos de Rescate Europeos, firmen un memorándum de entendimiento y de que supervise su cumplimiento el FMI.
Por tanto, Draghi ha dejado la pelota en el tejado del gobierno español, quien tiene que decidir si está dispuesto a pagar el precio requerido para la intervención del BCE.
Y el precio requerido sería variable en función del cumplimiento del déficit de nuestro país, que dado como va evolucionando su porcentaje y la economía en general, bien podría ser la congelación o rebaja de las pensiones y de la prestación de desempleo, ajustes del tamaño de la administración, la redistribución de competencias autonómicas con el gobierno central, la obligación de profundizar en el copago sanitario y se dice que incluso hasta reformas del concierto vasco y navarro.
Observando a los mercados, con la subida de la bolsa y la bajada de la prima de riesgo en el día de hoy, parece que se da por hecho que el gobierno español pedirá la ayuda de Bruselas. La cifra que precisa nuestro país de aquí a fin de año es de 80.000 millones de Euros y no parece que la podamos conseguir si no se solicita el rescate, porque tendríamos los mercados cerrados.
Además, hay otro dato que viene a avalar la petición del rescate y es el adelanto de las elecciones gallegas por recomendación de Rajoy a Núñez Feijóo, ya que más adelante las cosas podrían estar aún peor, lo cual concuerda con otra vuelta de tuerca de Bruselas ante la solicitud de ayuda.
En fin, que ahora es Mariano Rajoy y su gabinete económico quienes tienen que deshojar la margarita de rescate si o rescate no, aunque personalmente pienso que la decisión, después de la intervención de Draghi del día de hoy, está ya tomada porque no se puede tomar otra, tal y como están las cosas.
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José Luis Martín Miralles