Rubalcaba, que otra cosa no pero listo es un rato largo, ha logrado desinflar el «globo» lanzado por Tomás Gómez pretendiendo que el PSOE exigiera un referéndum a Mariano Rajoy sobre las medidas económicas que ha puesto en marcha y que nada tienen que ver con sus promesas electorales.
Los «gomistas» aseguraban que ese sería el gran debate en el Comité Federal, pero Rubalcaba con dos pases llevó el agua a su terreno y el resultado del Comité Federal no ha sido otro que un cierre de filas en torno suyo.
En realidad, la propuesta del referéndum no es solo de Tomás Gómez. El mismísimo Alfonso Guerra lo defendía hace unos días en Rodiezmo en clara sintonía con los sindicatos que vienen reivindicando lo mismo desde hace tiempo. Y el argumento para su petición es claro y sencillo: Mariano Rajoy está incumpliendo su programa electoral de arriba abajo y por tanto los ciudadanos tienen derecho a manifestarse sobre la política que se está llevando a cabo y que no es la que hace unos meses votaron en las urnas.
Tienen razón: Rajoy no está gobernando de acuerdo a su programa electoral pero exigir un referéndum no es la mejor idea. En primer lugar por lo que costaría su celebración. Me parece a mí que nuestro país no está precisamente para malgastar ni un solo euro.
Sin embargo, hay otros mecanismos para que el presidente someta a refrendo su nueva política. Para algo existe la llamada «Cuestión de confianza» que no es otra cosa que una figura parlamentaria para situaciones como la que estamos viviendo.
A Mariano Rajoy le está pasando lo mismo que a su antecesor en el cargo de presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que a cuenta de la crisis tuvo que desdecirse de su programa electoral y empezó a hacer todo lo que había asegurado que nunca haría. El PP se lo reprochó, pero sobre todo fueron los votantes socialistas quienes no se lo perdonaron ni a Zapatero ni al PSOE.
El actual presidente Mariano Rajoy viene diciendo que a causa de la crisis y de la «herencia recibida» se ve obligado a hacer lo contrario de lo que había defendido en el programa electoral de su partido, pues bien debería de dar un paso al frente, y presentar la cuestión de confianza en el Parlamento. El trámite es muy simple: el presidente se sube a la tribuna y le explica a sus señorías y de paso a todos los españoles por qué está incumpliendo su programa electoral y a continuación pide la confianza de la Cámara. Sus señorías votan si le dan o no esa confianza para continuar por el camino emprendido y asunto concluido dado que el PP tiene mayoría absoluta y por tanto no caben sorpresas.
La democracia tiene sus propios ritos y es importante mantenerlos. Solemnizar en una sesión parlamentaría el por qué se cambia de política le daría al presidente mayor legitimidad.
Un programa electoral es un contrato con los ciudadanos y cuando este se incumple hay que explicar por qué y buscar un nuevo refrendo. Para eso, o se convocan elecciones, o un referéndum o se presenta la «Cuestión de confianza» en el Parlamento. Y habida cuenta de que Rajoy no lleva ni un año gobernando me parece mí que lo más adecuado, y desde luego lo menos costoso, sería presentar la «Cuestión de confianza» aunque solo sea por respeto a los ciudadanos.
Vengo escribiendo reiteradamente que creo que tanto Rajoy como otros gobernantes europeos están aplicando la receta equivocada para salir de la crisis. No solo eso, también que las medidas que nos están imponiendo están provocando más desempleo amén de estar mermando el Estado del bienestar, y de estar empobreciendo a marchas forzadas a nuestro país y por tanto a los ciudadanos. Me parece un dislate que sea la sociedad, los ciudadanos de a pie los que tengan que pagar el coste de una crisis que no hemos provocado sino que es fruto del capitalismo de casino ejercido por unos cuantos sinvergüenzas. Lo peor, ya digo, es que además nos están imponiendo unas recetas que hasta el momento no sirven para nada. Pero dicho todo esto también creo que la obligación de los responsables políticos es serlo y por tanto tomar decisiones. Rajoy está tomando las suyas, que ya digo que no comparto y aunque me parece un dislate que desde algunos sectores se pida un referéndum sí creo, sin embargo, que el presidente tiene que buscar un nuevo refrendo y nada mejor que en el Parlamento. No tiene nada que perder y se lo debe a los ciudadanos.
Julia Navarro-Estrella Digital
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