Justo el día en que comenzó esta campaña, los sindicatos españoles prepararon una jornada de huelga de los transportes públicos, sobre todo en Madrid y Barcelona, coincidencia paradójica que me deja algo perplejo, porque no sé qué pensar, si los dirigentes sindicales no leen los periódicos, ni escuchan las emisoras de radio, ni rastrean las noticias de Internet, o bien, enterados de la celebración, deciden con premeditación manifestarse, me imagino que con el objetivo de mostrarse en contra de mayor uso del transporte público en el que ellos trabajan, o de un deseo de que circulen por las ciudades más automóviles privados.
Interpretar el sindicalismo, como interpretar el nacionalismo, supone unos conocimientos tan complejos que sólo deben estar al alcance de unos pocos iniciados. No obstante, los trabajadores de Renfe se han manifestado porque hay previstas medidas de externalización con objeto de tratar de que la empresa tenga menos pérdidas. Sucedió también en Iberia. Iberia era una empresa estatal que daba pérdidas hasta que se tomaron determinadas medidas. Ahora le toca a Renfe. Eso significa que el puesto de trabajo no será una canonjía, sino que habrá que ganarse la confianza con el buen hacer y la productividad, que es algo generalizado en toda Europa. El maquinista profesional o el administrativo eficaz nada deben temer. Los vagos, sí. Entonces ¿a qué clase de trabajadores defienden estos sindicatos?
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Luis del Val