El turismo rural es mucho más que una oferta de productos en plena naturaleza, porque implica para el viajero una actitud positiva ante las culturas locales, sus paisajes y sus gentes. El turista quiere conocer la gastronomía y costumbres de muchas zonas de nuestra geografía. La experiencia de cada viaje es enriquecedora.
Es imprescindible destinar más recursos a la promoción del turismo rural español de cara al exterior, al tiempo que se intenta retener a la demanda nacional
Este tipo de turismo no está pasando por su mejor época en España motivada por la actual debilidad interna de la demanda en los meses de julio y agosto con respecto a los datos de hace ahora un año. La mayoría de las iniciativas de Turespaña están orientadas a la promoción de los destinos playeros y no de interior. En este tipo de turismo relacionado con el patrimonio artístico, gastronómico y cultural podemos ser líderes. Es necesario simplificar y dar forma a la oferta en lo que se refiere a la categorización de alojamientos para dar un tipo de servicio entendible y que englobe la gran variedad de estancias a lo largo de las diferentes comunidades: las casas cuevas y cortijos de Andalucía, posadas y casas de labranza de Cantabria y Castilla León, residències cases de pagès de Cataluña, casas y pazos de Galicia, y caseríos del País Vasco y Navarra.
Debido al auge que ha tenido en los últimos tiempos, han resurjido a su alrededor actividades perdidas muy relacionadas con antiguas tradiciones. Ante la gran cantidad de personas que habían elegido este tipo de turismo, se pusieron en marcha servicios y pequeños establecimientos, que habían generado un considerable aumento de puestos de trabajo en la construcción, ya que algunos de estos edificios estaban abandonados y fueron restaurados. Asimismo había aumentado el número de trabajadores dentro del sector de la hostelería: camareros, cocineros, personal de limpieza… También había generado riqueza en los pueblos visitados ya que el turista salía a comprar en los pequeños comercios como panaderías, tiendas de cerámicas, restaurantes…
Este es un tipo de turismo muy bien acogido por la población joven, por familias y amantes de la naturaleza. A través de él se entra en contacto con los medios naturales y se aprende a respetarlos, además de disfrutarlos ya que, por lo general, estos establecimientos ofrecen actividades tales como rutas a caballo, senderismo, rutas en bicicleta, etc.
Gracias a él, se han rescatados muchos pueblos que estaban completamente abandonados. Somos herederos de nuestros padres y abuelos y responsables de su conservación para el futuro. Sigamos invirtiendo en turismo rural sostenible.
Juan del Rey